La saga de Resident Evil ostenta sin duda el desagradable honor de figurar entre las franquicias más deleznables de la historia del cine. Mira que hay donde elegir, pero lo de Resident Evil es de juzgado de guardia. El amigo Paul W.S. Anderson no es solamente un pésimo director que piensa que el espectador es idiota sino que le encanta reincidir y ponerse pesado, muy pesado. Se dice que el alemán Uwe Boll es el peor director vivo, en mi humilde opinión, Anderson no anda muy lejos. Ambos directores dan para un especial sobre lo peor del cine moderno. Lo de Resident Evil comenzó en 2002 con una peliculilla bastante floja que tuvo cierta gracia (música de Marilyn Manson y tal). Nunca hubo una adaptación cinematográfica de videojuego que haya sido buena y ésta no iba a ser una excepción. A partir de ahí, Anderson fue estirando el chicle con entregas cada vez más ridículas que solamente él parecía tomarse en serio. Ahora nos ha llegado la que parece ser, por ahora, la última de todas ellas. Un capítulo final que esperemos que realmente haga honor a su nombre. Anderson ha decidido despedirse con un producto algo más digno de lo ofrecido hasta ahora. Esta Resident Evil: Capítulo final es notablemente mejor que sus predecesoras, algo que no tiene mucho mérito, la verdad. Anderson sigue siendo incapaz de escribir un guión mínimamente original o estimulante. Eso sí, los efectos especiales no dan tanta risa y tiene algún susto bastante conseguido. Al menos yo pegué un buen bote en mi asiento.
El resto es más de lo mismo. Cutre-zombies a porrillo, malos de opereta, un guión que parece escrito bajo los efectos de las drogas y personajes huecos puestos ahí para que vayan muriendo. Milla Jovovich sigue luciendo palmito (que para algo fue modelo) como estrella indiscutible de la función (que para algo es la esposa del director de esta lamentable saga). Esta vez la cosa se pone falsamente sentimental e intentar dar un broche digno a este cúmulo de atrocidades. Como si a alguien le importara. Vuelven a aparecer personajes ya conocidos mientras se explica el origen de la protagonista. Nada de sorpresas, Anderson es tan poco hábil que se le venir desde lejos. Es tan torpe que no nos engaña ni con las cartas marcadas. Por lo demás, tenemos las típicas escenas en las que un grupo de humanos van cayendo uno a uno a manos de zombies, pérfidos villanos o trampas mortales que parecen copiadas directamente de Saw. Al menos, esta vez la factura técnica ha mejorado notablemente quedando cercana a una serie B bastante pasable. Reconozco que todo lo de la corporación Umbrella me ha importado siempre un bledo, pues para más inri Anderson intenta explicarnos el origen del virus en un prólogo que llega seis películas tarde. Tampoco lo de La colmena me parece muy interesante, la verdad. Tras 6 películas, millones de zombies masacrados y miles de estupideces en pantalla, volvemos al principio. Nos podríamos haber ahorrado todo este viaje. Sinceramente, si alguien no ha visto esta franquicia y le apetece perder el tiempo, le recomiendo que lo haga solamente con la primera y última entregas, todo lo demás es basura. ¿Qué pinta Iain Glen en esta franquicia? Supongo que vivir de las rentas de su popularidad gracias a Juego de Tronos. También aparecen Ali Larter (recuperando un antiguo personaje) y Ruby Rose (vista en grandes idioteces para olvidar como XXX o John Wick 2). Tranquilos, no aparece Michelle Rodríguez.
Supongo que entretendrá a los fans de esta agotada franquicia o los fans de Milla Jovovich, que los debe de tener, pero el resto de espectadores la encontrarán casi tan deplorable como el resto. Esperemos que esta saga no vuelva de entre los muertos.
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