Estoy seguro de que alguna vez te has planteado escribir poesía, pero ves un libro y te parece una tarea abismal, imposible de abordar. Ves los currículums abultados de los autores y te echa para atrás porque crees, erróneamente, que hay que haber estudiado y leído mucho para poder llegar a esos niveles de expresión escrita. No te das cuenta de que todavía te queda un as entre la manga del que no has sido consciente. Tu silencio. Si, ese silencio que ejerces desde hace mucho tiempo. Porque has hecho una cosa muy importante hasta ahora. No escribir.
Ya no eres tan joven, pero hay una parte de ti que todavía juega, observa, se maravilla de la existencia de lo que va descubriendo por el camino. Ese niño interior que un día vino al mundo y al que acabas de volver, va a ser el aprendiz de lo que vengo a transmitirte hoy junto a nuestro primer poeta anfitrión. Ezra Loomis Pound.
Si por algo se caracteriza Pound más que por su poesía, para mí, es por la gran herencia poética en cuanto a las herramientas necesarias para escribirla que nos ha dejado y que lamentablemente se están perdiendo. No voy a decirte cómo tienes que escribir, voy a decirte cómo hacer poesía. Ya sé que sabes escribir. ¿Estás preparado?
Bien, vamos allá, si te parece, que en la embajada se están poniendo nerviosos.
En primer lugar, ¿eres como nosotros? ¿tienes suturas, cicatrices que muestren que
has perdido algo? Parece ser que hay un error general, humano, cuyo ángulo no conocemos:
eso es precisamente lo que más nos interesa, y tenemos que saber si tú has venido solamente
a añadir las trivialidades de tu vida al (ya considerable) dolor de las nuestras.
Los demás, que se apañen con la nómina o la falta de nómina, con el vídeo, la coca o la esperanza.
Algunos opinan que la vida es un viaje experimental hecho involuntariamente o que somos algo que sucede en el descanso de un espectáculo –por decirlo así-, una forma de estar
en las cosas que no nos quieren o, quizá, como ratones que volvieran de algún infinito
que desconocen. Estas explicaciones tienen la suficiente claridad y, también, la deliciosa
oscuridad de la armonía, pero demasiada herrumbre, querido, demasiada herrumbre.
(Balconcillos 1 . Narciso De Alfonso)
Como ves, seguro que tienes algo que contar. Leo muchas canciones y poemas de hoy, que hablan de los demás, de sentimientos hacia los demás, mejor dicho. Malos o buenos, es lo mismo. Todo esto desvía del verdadero camino hacia la poesía de verdad. Tu propio camino.
Si miramos hacia atrás, vemos poemas de grandes poetas o músicos y queremos repetir su maestría. Pero no se trata de eso. Ellos vivieron su momento y a ti te toca vivir el tuyo. No se trata de imitar, se trata de buscar lo que ellos buscaron, como dijo alguien alguna vez.
Las redes están llenas de lo que parece poesía, pero no lo es. Casi todo el mundo habla de amor en los “poemas”. Y yo te digo, que lo más difícil en poesía precisamente es hablar de amor. Es más sencillo escribir sobre cualquier otro tema, ya sea introspectivo o social o descriptivo. Además, he descubierto, traduciendo, que el discurso poético de nuestros poetas mayores tiene algo en común entre todos ellos, en cuanto a construcción gramatical. Hay una línea estética común, que todos siguen de manera precisa e inquebrantable. Esta línea estética es la que Pound transmitió en unas pocas normas, que no son para que te las aprendas. Sino para que te las apliques.
REGLAS DE ESCRITURA – EZRA POUND
En la primavera o principio del verano de 1912, «H. D.», Richard Aldington y yo
resolvimos que estábamos de acuerdo sobre los tres principios siguientes:
1. Tratamiento directo de la «cosa». Ya sea subjetiva u objetiva.
2. No usar en absoluto ninguna palabra que no contribuya a la presentación.
3. Respecto a ritmo: componer con la secuencia de la frase musical. No con la secuencia de un metrónomo.
También Pound, nos intenta transmitir la verdadera actitud para con la poesía. Personalmente creo que esta frase lo define a la perfección:
Es mejor presentar una sola imagen en toda la vida que producir obras voluminosas.
Ezra Pound
Me explicaré haciendo mías las palabras de Pound para que esto no parezca un simple manual. Más abajo, encontrarás los enlaces correspondientes si quieres que él te lo cuente directamente desde la tumba.
Muchos quieren ser poetas, pero hay pocos que quieren escribir. La mayoría de la gente quiere escribir cómodamente desde la piscina privada de su casa. O sea, ganar pasta y vivir de puta madre. Pues no, lo siento. Este no es el camino ni la actitud para hacer buenos poemas. Como verás, si sigues indagando en la historia de los poetas que te vayan gustando, la mayoría de ellos han sido famosos, porque no les quedaba más remedio. En la balanza de su vida pesaba mucho más su trabajo, que su imagen mediática. Eran poetas de mesa y silla.
Hay mucho poeta mediático hoy en día, que escribe bien. Pero hoy no vamos a hablar de esto. Te voy a dar las herramientas para que escribas buena poesía, simplificando, para empezar, con una frase clave de Pound, que te hará entender por dónde va este camino del que te hablo.
Es de enorme importancia que se escriba gran poesía, pero no importa en absoluto quién la escriba.
Ezra Pound
Esta frase que parece contradictoria, no lo es. A lo mejor no te sientes alguien, o no te crees nadie para ser poeta. Es cierto, no lo eres. Pero sí eres alguien para escribir poemas. Lo importante es la buena poesía y tú y tu vida, sois importantes. Y no estamos en la EGB, o en el bachiller. Hacer poesía en realidad es como una formación profesional. Es algo práctico, sobre todo.
Un buen ejercicio para empezar a escribir bien de manera sintética, sería por ejemplo, decir a tu pareja o amigo, que te relate el día que ha tenido, o cualquier otra experiencia actual o del pasado. Quizá esté media hora o una entera hablando. Tienes que escuchar e intentar después resumir todo lo relatado en un folio por delante solamente. Esto te ayudará a reorganizar en la mente tu lenguaje, un acto necesario para que se activen los mecanismos de la síntesis y la gramática perfecta.
A la expresión se llega leyendo, pero a la técnica se llega a través de la acción, escribiendo. No razonando. No es intelectualidad, no es darse cuenta del proceso consciente de otro escritor sobre cómo hace para transmitir una emoción al papel. Esto es bonito de leer, se comprende, pero no es práctico. Es ser consiciente de tu propia experimentación al escribir. Así, te sucederá el lenguaje. En medio de la acción. Así, se fijarán los mecanismos necesarios. Mecanismos que se afianzan inamoviblemente a pesar del tedio, de las espesuras, de lo negro. Cada uno tiene su relación particular con el lenguaje. Descubre la tuya. Atrévete, experimenta.
Todo esto te servirá para construir gramaticalmente en la mente. Te servirá para escribir sintéticamente, o en todo caso, si te dejas llevar al escribir por los sentimientos, poder tachar lo que sobra y así hacer el texto más vertiginoso. Tienes que emplear en escribir, el mismo tiempo que un músico emplea para sus instrumentos.
Observa todo con atención, sobre todo en esos momentos en que el tiempo se detiene. Por ejemplo, en el verso “la línea que dibuja al mar, en el mar” de Roberto Juarroz, hay un hallazgo poético porque hay un descubrimiento que nadie había hecho. Hay una línea que dibuja el mar, en el mar. Estaba ahí, pero nadie lo había nombrado. Eso es precisamente lo que tienes que hacer. Nombrar lo no nombrado sin repetir lo que otros han dicho. Que no te asuste esto. Si sigues tu propio camino de vida y no te distraes, lo normal es que lo que salga sea original, siempre.
En cuanto a ser poeta, no te preocupes en absoluto por ello. No lo controlas tú. Son ciclos de vida. Es un regalo de Cronos. Si de verdad sientes que debes escribir, si lo crees hasta la médula, esa es tu llamada. Esto bien podría servir para poesía, como para las canciones.
Mucha gente pretende, en poesía, tener el control total de la escritura. Un aspecto importante a la hora de escribir poesía es, cuándo se escribe poesía. Esto que parece una pregunta tonta o rara, no lo es. En la prosa, es el pensamiento el que está al servicio del objeto que se quiere describir, quiero decir, la escritura va después. En la poesía, el acto poético precede a la escritura.
Normalmente vivimos el día y ya está. Pero esa parte nuestra que observa, que se detiene, ese niño del que hemos hablado antes, hay que utilizarlo para captar el acto poético. Puede ser una ráfaga fugaz, como yo lo llamo. Un pensamiento que se cruza en la mente durante una milésima de segundo que hay que captar y desarrollar después en el papel, de manera pasional y al que hay que aplicar las reglas que hemos dicho, los no de Pound.
El poema tiene olas, a veces un verso contiene magia, otros no. Hay altibajos que son los que lo hacen natural. Es preferible que al principio escribas dejándote llevar por el sentimiento y después taches, aplicando a Pound. En este orden te saldrá mejor, de momento. Con el tiempo, aprenderás a sintetizar en la mente.
El objetivo de este artículo es ponerte en el camino de la verdadera poesía. El resto depende de ti. De tu empeño. Ya estás aquí. A partir de este punto sigue tú mismo. Investiga, lee de todo, todo es bueno para la poesía, pero no olvides despojarte de ello después, para tener tu propia visión de las cosas. Y sobre todo vive y ama.
Documentos imprescindibles
Balconcillos, Narciso De Alfonso
Varios no de Ezra Pound
El arte de la poesía, Ezra Pound
0 comentarios