Andábamos días atrás en la Redacción liados con ciertos asuntos de diseños, poniendo en común y proponiendo, buscando y descartando, y reconozco que en esa búsqueda de imágenes mentales que te planteas, sobre cierta estética visual, por mi parte incidí en la vieja iconografía hard and heavy de los 80. Me encantan esas viejas fotos y portadas de bandas como por ejemplo Loudness, Riot.. y por supuesto ese sonido, esa forma de entender el metal tan propia de los ochenta, tan solo un segundo antes del gran salto del hard rock a la fama mundial de las radiofórmulas, cuando melodía y potencia vivían en perfecta armonía, sin la obsesión cautiva de la power ballad o el estribillo perfecto e inolvidable. Y mira tu por donde, resulta que esa combinación ganadora en mi cuadro de apuestas la encontramos aquí en casa. Conozco a Hector Nuñez, afincado en Huelva, un vocalista descomunal de los hard melódicos Ashes 2 Ashes, que el año pasado lanzaron uno de mis discos favoritos del año, así como lo digo y lo afirmo. Él fue quien me puso sobre la pista de Metalized, proyecto del madrileño José Luis Anillo, al que Nuñez pone voz.
Amigos, estamos ante un sobresaliente trabajo de hard and heavy, que tienes que escuchar una y otra vez, para disfrutar de esas guitarras y de la voz de Hector, que me ha sorprendido gratamente, en esta faceta más dura. El disco se abre con la canción que da nombre al ep, «Back to metal», cuyo título ya es toda una declaración de principios. Guitarra descomunal, riff marcado, sonido a los primeros Pretty Maids para que os hagáis una idea de por donde va el asunto. «Into the fire» posee una guitarra que marca terrenos del metal clásico de los mejores Judas Priest mientras la voz derrocha melodía, buscando uno sonido más propio del metal americano de los ochenta, fantástica combinación. «Corrupt trash» aumenta la velocidad, centrándose en un sonido más centroeuropeo.
«Forsaken» comienza como un medio tiempo que va aumentando la potencia, hasta convertirse en un acertado trallazo hard rockero pleno de potencia con un pegadizo estribillo. Nos dicen adiós con «Deadly devotion» con la que Hector propone un tono agresivo y que en su parte central puede recordar los mejores tiempos de los Rising Force del señor Malmsteen. Sin lugar a dudas un disco que aquellos que amamos el heavy metal y el hard rock de todas aquellas bandas de los ochenta, vamos a disfrutar al máximo.
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