
¿Sorpresas en este disco?, no creas. Melodía, velocidad, fuerza y mucha técnica es lo que uno espera de esta gente y desde luego no van a defraudar a nadie. Introducción con el nombre homónimo del disco nos lleva en volandas hacia “Ashes of the dawn” y ese sonido tan propio, con esas guitarras que parecen tener voz, y un comedido tiempo entre velocidad y melodía. “Judgment day” es la combinación perfecta de lo que comentaba antes, esa batería a mil, que te acelera a tope, la épica de la melodía vocal, todo en conjunto, como en los mejores tiempos de Stratovarious. “Astral empire” es pura energía, heavy metal en su máximo exponente, no limits, no prisoners. “Curse of darkness” se balance en las orillas de ese metal melódico que tanta aceptación tiene entre gran parte del personal, aunque yo personalmente, siga prefiriendo cuando Dragonforce meten una velocidad más. Hacía tiempo que Dragonforce no grababan una balada y el momento ha llegado con “Silence”, efectiva y bonita, todo un acierto.
“Midnite madness” es como un chute después de la balada, speedica, melódica, épica, un auténtico subidón en forma de power metal. “War!” es una muestra de agresividad inusitada en Dragonforce, sin dudas mi favorita del disco. Con “Land of shattered dreams” sigue manteniendo ese nivel de velocidad inverosimil, aunque caiga un poco en esquemas típicos. Ojo con “The edge of the world”, en la que recurren a cambios continuos y demostración de que son capaces de demostrar el talento que atesoran más allá de la velocidad (que aquí dejan aparcada) de sus composiciones. Cierra el disco “Our final stand” una vuelta a su sonido, a lo que nos tienen acostumbrados. Muy buen disco de Dragonforce, que no debe de defraudar ni a sus fans ni a los que les guste el power metal.