Llevaba tiempo alejado de la novela policíaca, ¿por que?, vete tu a saber, estas cosas que pasan, tienes épocas, ratos, momentos, en los que te apetece leer un género en concreto, o en el que no te acercas ni de lado a otro. Pero reconozco que ya tenía ganas de volver a involucrarme en el oscuro y a veces sórdido mundo del hampa, y que mejor forma de hacerlo que viajando a Italia a través de las líneas (nunca mejor dicho) de tres relatos cortos con la cocaína como hilo conductor y motor de la trama. Cocaína, esa droga para ricos (decían algunos), de la que se ha apoderado el pobre (aunque desgraciadamente el caballo vuelve a correr por las alcantarillas urbanas), esa droga de clase social, de buen gusto y elegancia (te vende alguno que otro), esa canción de Eric Clapton. La cocaína e Italia, bello país, dueño de un universo propio de mafia y bajos fondos, de mafia y tentáculos de estado. Ediciones Malpaso nos trae este «Cocaína«, en el que tres novelistas italianos, Massimo Carlotto, Gianrico Carofiglio y Giancarlo De Cataldo.
Tres relatos intensos y amenos, en los que nos muestran tres historias con distinto enfoque pero un único protagonista, la lucha contra el tráfico de cocaína. Massimo Carlotto nos mete en harina con «La pista de Campagna» en la que nos muestra el submundo policial, de confidentes y favores, de luchas internas, de venganzas y chivatos, que te deja plenamente satisfecho. Gianrico Carofiglio en «La velocidad del Ángel» nos muestra la historia contada desde la protagonista como un amargo recuerdo de subidas y caídas, de corrupción cegada por amor. Por último, Giancarlo De Cataldo con su «El baile del polvo» estructura su relato en tres partes, en el que toca el tema del narcotráfico desde el trato en Sudamérica para meter la mercancía en Europa, siguiendo con la trama en Italia hasta llegar el desenlace final dentro del propio cartel. Sin duda, mi favorito de los tres relatos, porque juega perfectamente con una baraja de personajes para ir hilando la historia.
Un libro corto pero intenso, que se lee en una sentada pero te deja satisfecho, con un gran sabor de boca. Esos libros ideales para sentarte junto a un café y dejar pasar el minutero del reloj sin hacer ni puñetero caso de su continuo vaivén. Yo me lo he leído escuchando a Led Zeppelin, mientras de vez en cuando, una sirena de policía se colaba por la terraza para dar más realismo aún a la lectura. Recomendado.
0 comentarios