Es este otro de los poemas de Edgar Allan Poe publicado en 1827 que me llamó la atención en su día. En el que sería el tema principal del autor a lo largo de su obra, la muerte y todo lo que la rodea, Poe se inspiró para reflejar una oscura imagen realzando el tránsito de la vida a la muerte. Una exploración de este suceso con ojos abiertos y apacibles que la hicieron posible.
LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS – EDGAR ALLAN POE
The spirits of the dead
I
Thy soul shall find itself alone
’Mid dark thoughts of the gray tombstone—
Not one, of all the crowd, to pry
Into thine hour of secrecy.
II
Be silent in that solitude,
Which is not loneliness—for then
The spirits of the dead who stood
In life before thee are again
In death around thee—and their will
Shall overshadow thee: be still.
III
The night, tho’ clear, shall frown—
And the stars shall look not down
From their high thrones in the heaven,
With light like Hope to mortals given—
But their red orbs, without beam,
To thy weariness shall seem
As a burning and a fever
Which would cling to thee for ever.
IV
Now are thoughts thou shalt not banish,
Now are visions ne’er to vanish;
From thy spirit shall they pass
No more—like dew-drop from the grass.
V
The breeze—the breath of God—is still—
And the mist upon the hill,
Shadowy—shadowy—yet unbroken,
Is a symbol and a token—
How it hangs upon the trees,
A mystery of mysteries!
Los espíritus de los muertos
I
Tu alma se encontrará sola
entre oscuros pensamientos de lápida gris
Ni uno solo, de la multitud, que curiosee
en tu secreto momento.
II
Se silencioso en esta soledad
que no es aislamiento – porque entonces
los espíritus de los muertos que estuvieron
en vida ante ti, están de vuelta
al morir, sobre tu cuerpo – y su voluntad
te hará sombra: quédate quieto.
III
La noche, aunque clara, fruncirá el ceño –
y las estrellas no mirarán hacia abajo
desde sus excelsos tronos en el cielo,
con la luz como esperanza a los mortales dada.
Pero sus rojas auras, sin haz
serán como tu cansancio
como un incendio y una fiebre
que se abrazará a ti para siempre
IV
Ahora son pensamientos que no has de desterrar
son visiones ya que nunca desaparecen;
por tu espíritu nunca más
pasarán – como el rocío – descienden desde la hierba.
V
La brisa – el soplo de Dios – aún está
y la niebla sobre la colina,
oscura – tenebrosa – todavía intacta
es un símbolo y una señal –
¡Cómo pende ante los árboles,
un misterio de misterios!
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