Tiro de calendario, comienzo a calcular y resulta que hace ya doce años que me largué de Madrid, que regresé a casa, y cosas de la vida, desde que aquel día de octubre que mi maleta y yo dijimos adiós desde la Estación de Atocha, no he vuelto a pisar la capital del Reino. Guardo mil recuerdos maravillosos de Madrid y un par de ellos que tal vez sería mejor olvidar. Un puñado de buena gente que siempre vivirá cerca de mi tambor de hojalata y algún que otro gañán cuyos nombres olvidé hace ya bastante. A veces echo de menos aquellas calles del Malasaña, cervezas en mil bares, buscar a las tantas de la noche una puerta abierta que nos pusiese la útima sin importar el día de la semana. El metro a Vallecas, un trayecto memorizado como una segunda piel, destino querido, una especie de segunda casa con barra de bar. Pero si hay algo que muchas veces echo en falta, son esas bandas de aroma a Madrid, de rock and roll de calles oscuras y plazas con gente de mal vivir. Ese rock and roll parido en las aceras, castizo como la ciudad y cosmopolita como el propio rock and roll.
Por eso llevo tanto tiempo enganchado a este «Lo que escuchan las mujeres», que cuando me he dado cuenta, aún no me había sentado a escribir sobre él. Rock chulesco, lleno de melodía y de historias por contar, sin esconder influencias ni convertirlas en una copia excesivamente palpable. Desde la inicial «No tengo remedio», esas guitarras ya atrapan, ese ritmo mil veces escuchado con otros sonidos y otros nombres, propio y a la vez ajeno, y mucha melodía y frescura. Me rindo ante «Me gusta esta ciudad», ¿por que las bandas ya no cantan a Madrid?, a su día a día, a sus músicos y sus historias, un recorrido por su ciudad (que también es mía), a ritmo de rock clásico del foro. «Todo en esta vida» con ese bajo pendenciero y esas guitarras que saben a gloria. «Inditex» hereda la chulería de barrio de los mejores Burning. «Acabar contigo» adopta matices pop, directa, sencilla. «Ay, ay, ay» es puro rock and roll revolucionado, mucho ritmo y tira para delante.
«Paranoia» es otra de esas canciones que te atrapa, que terminas cantando con la copa en alto. Pienso, ¿como puede ser buena una canción con un nombre tan feo?, pues «Ibuprofeno» responde a mi duda, y mira tu que incluso me vienen a la cabeza los mejores Buenas Noches Rose. «Gente impresentable» presume de groove, y melodía accesible. «Apunta y dispara» se acelera, viaja de Carabanchel a la Elipa, con billete de ida y vuelta. «Rock de los tarados» pone punto y final a un muy buen trabajo, de los que te tiene moviendo los pies sin parar.
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