Seguramente, porque desde siempre nos lo han vendido, porque así nos lo quieren hacer ver muchos, que luego caen en contradicciones horrorosas, cuando el tercio de sus opiniones cambia de frontera, EEUU dista mucho de ser la tierra de la libertad, el guardián de los derechos humanos. La tensión racial se sigue viviendo a día de hoy en sus calles, lo vemos por la televisión, lo leemos en los periódicos, lo sentimos de cerca en las publicaciones de internet. Ser negro en los States sigue sin ser fácil, por mucho que Obama haya morado cuatro años en la Casa Blanca. La policía no se anda con chiquita, menos aún, cuando el color de la piel lastra una serie de prejuicios. Siempre ha sido así. En los 60, que históricamente hablando es hace un cuarto de hora, en muchos lugares del sur, los negros no podían utilizar los mismos asientos que los blancos en los autobuses. En el 63, Kennedy tuvo que intervenir porque el gobernador de Alabama, decidiese que no iba a permitir la integración racial en la Universidad Estatal, o que una bomba estallase en el sótano de una iglesia Baptista, donde se celebraba un seminario sobre la Biblia para niños negros. En los 70 los homosexuales tenían prohibida la entrada en ciertos locales nocturnos…. y así podríamos seguir hasta hoy.
Posiblemente el sur se lleve la peor parte. Ser feudo Republicano conlleva que se le achaquen lazos con las organizaciones más extremistas, que siempre se mire de reojo el conservadurismo que se le suponen arraigadas a sus tradiciones, a su forma de pensar. Por eso es más difícil levantar la voz, sentirse disidente y no sufrir la ira en tu carne, en tu piel, o si la sientes, ser capaz de no agachar la cabeza y mostrar con orgullo que tus ideas son las más cercanas a tu tierra que las que han sido impuestas. No es fácil ser una banda de rock de sur y cuestionar según que cosas, a pesar que que los músicos del sur -muchos- siempre han reconocido el valor de la música negra, de sus interpretes, para aquello que ahora corre por sus venas. Pero no es sencillo reflejarlo en tus canciones, saber que canciones como «Strange fruit» u «Ohio» forman parte de la realidad histórica del país, pero que también hay otra vía.
Drive by Truckers son de ese tipo de bandas, sus canciones eran algo más que simples canciones de southern rock, que grandes canciones de southern rock. Una de esas bandas, que a través de sus historias cotidianas contadas entre acordes, se empeñan en mostrarnos que el sur de los States no es solo red necks y amantes de los rifles. Este es su disco número once. Poseedores de una serie de discos imbatibles del 2001 al 2010, y una bajada que se notó demasiado en los dos discos grabados en esta década, vuelven a la carga, después del directo publicado en 2015, y cambios de formación, con un disco que les devuelve a donde todos queremos tenerlos siempre, al lugar que les pertenece por derecho propio. Son una banda americana y es algo de lo que sienten orgullosos, y esa sencilla realidad se refleja tanto en la sobria portada como en el sonido.
Sus canciones no cambian, no buscan caminos en los que no les iremos a dar el encuentro. El rock, el country, el folk, se dan la mano, el rock sureño como definición. Temas algunos más potentes como el inicial «Ramon Casiano» de guitarras poderosas, de ritmos afilados y esa forma de cantar a lo Neil Young, «Darkened flags at the cup of dawn», que mantiene esas guitarras poderosas, marcando santo y seña, «Surrender under protest», directa, tan bella como salvaje. Cambia el tiempo y se marcha hacia los ritmos acústicos de «Guns of Umpqua», la sureña «Filthy and fried», puro Drive By Truckers por los cuatro costados. «Sun don’t shine» adopta ese corte intimista, es cara a cara de espíritu soul.
Puro sur es «Kinky hipocrite», rock and roll de alto voltaje, vértigo y ganas de bailar. «Ever south»y su ritmo lento e hipnótico te lleva de viaje al interior de la banda, de su forma de entender las cosas. «What it means» vuelve a poner en primer plano las acústicas. Otra canción enorme llena de feeling es «Only the banned Imagine», pura declaración de principios y que deberías escuchar con atención. Cierran el disco con la fuerza de «Baggage», un gran disco de una gran banda, que después de algunos altibajos, vuelven a poner las cartas sobre la mesa, a reclamar lo que es suyo y a contarnos que la tierra de la libertad, aún es posible.
0 comentarios