Seamos claros desde el principio. La fiesta de las salchichas es un sano ejercicio de animación para adultos repleta de referencias sexuales y dobles sentidos. No cometáis el error de ver esta película con vuestros hijos pequeños. La fiesta de las salchichas viene a ser un irreverente cruce entre Rebelión en la granja y Toy Story escrita por unos descerebrados hasta las cejas de marihuana.
La cosa promete, lo de enmarcar el film en un supermercado es una excelente metáfora del capitalismo imperante. Todo está a la venta y el hecho de ser comprado supone el ansiado viaje al más allá que todas las religiones prometen. Me parecieron muy acertadas esas puyas a la fusión de sociedad de consumo y religión. Los productos no perecederos se mantienen en el poder creando la falsa creencia entre los productos del supermercado que ser comprado lleva directamente al paraíso. Los deseos de los individuos no importan, lo que importa es agradar a los dioses, en este caso, los compradores. Todo ello me llevó a preguntarme: ¿Es La fiesta de las salchichas la primera película de animación decididamente atea? Seguro que rebuscando encontraríamos alguna otra, pero no se me ocurre ninguna otra.
De hecho, el guión no deja títere con cabeza y es una ácida crítica a todo lo que se supone intocable. Cabe destacar el tratamiento del conflicto y entre árabes y judíos, lo de los 72 aceites de oliva vírgenes esperándole en el más allá me resultó tronchante. También aborda con sorna y mala leche temas como los indígenas americanos o la inmigración ilegal. No hay nada a lo que no se le pueda sacar punta y hacer mofa de él. El film es una macarrada que incluye sus obligados guiños para cinéfilos a films como Salvar al soldado Ryan o Terminator 2. Igualmente hay divertidos cameos de de Meat Loaf (cacho carne), Stephen Hawking o el Sargeant Peppers de The Beatles.
Pero todo lo que tiene de corrosiva y trangresora lo tiene también de soez y gritona. Lo que empieza siendo una refrescante propuesta acaba resultando agotadora, las palabrotas pierden pronto su efecto y la peli se hace larga. Sobre todo si al final acaba en un desenfreno que únicamente busca escandalizar y que nos pilla ya con ganas de que termine ya la cosa. Tanta vulgaridad tiene su gracia al principio pero acaba agotando al más pintado. La historia no es gran cosa, a pesar de la crítica social y los ciertos apuntes desmitificadores, pero acaba flojeando.
Conrad Vernon (Madagascar 3) y Greg Tiernan (Thomas & Friends) dirigen esta macarrada de animación escrita a ocho manos por Seth Rogen, Evan Goldberg (Juerga hasta el fin), Kyle Hunter (Los tres reyes malos) y Ariel Shaffir (Los tres reyes malos). En su versión original, cuenta ni más ni menos que con las voces de Jonah Hill, James Franco, Salma Hayek, Edward Norton, Paul Rudd, Michael Cera, Kristen Wiig y Seth Rogen.
Lo dicho, corrosiva película de animación que va perdiendo fuelle conforme va avanzando.
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