Vivir entre ola y ola, entre orilla y orilla, en definitiva entre devaneos varios, es el pan nuestro de cada día. Eclecticismo lo llaman algunos, huir de la rutina, de repetir una y otra vez el mismo bucle, leer la misma sentencia de términos parecidos, es como aparece en mi diccionario, tachado a trazos gruesos con un rotulador indeleble. Puede ser verdad que todos los caminos conduzcan a Roma, pero yo al final, cuando meto las manos en mis bolsillos, para comprobar que nada se ha escurrido por sus agujeros, porque siempre han estado vacíos, tomo el camino a Memphis, cuyo plano lo guardo en el bolsillo de mi camisa, que mora cerca del tambor que late dentro de mi pecho. Y es que al final, cuando llega la hora de la verdad, aunque la maleta esté repleta de direcciones, el último trago lo acompaño con los compases de nuestro necesario rock and roll.
Y pienso que me apetece que esta noche la voz que me cuente sus historias tenga nombre de mujer. Rebusco entre los discos de la gran dama que es Wanda Jackson, acaricio el fuego que mantiene vivo Imelda May, pero finalmente me apeo de mi tren de largo recorrido en la Ciudad Condal, para volver a llenar mi vaso mientras escucho cantar a una barcelonesa llamada Jodie Cash, y me dejo llevar por ese ritmo intenso y bailable de «Lips tattoo» o «Calle me The breeze», o bajar las luces y dejarme emocionar por «John Marston» y «I’m waitin'» y pensar en marcharme un buen rato a las playas de mi Cadizfornia, siguiendo el ritmo de «Evil Surf». Cantando desde los 17, Jodie Cash Fingers es el proyecto que ha afianzado, junto a un peso pesado de nuestro rock and roll como es Moisés Sorolla, historia viva de Los Rebeldes. Esta interesante banda la forman además de Jodie y Moisés, Spelt Seed Tony, John Revela y Juanyo McLicketitty
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