Esperando ver otra nueva película de animación en familia, por suerte, la cosa dio un giro de 180º y pude ver una largometraje como hacía mucho tiempo que no veía, limitado como está uno a ver ‘monigotes animados’ y efectos especiales. Una ficción que te hace pensar, que te hace replantearte cosas y que, incluso, genera un pequeño y sano debate en el coche de camino a casa. La película es el segundo trabajo en largo de Matt Ross (Silicon Valley, Big Love,…) que no ha reparado en ideas y concepto a la hora de trazar una trama mordaz y rebelde contra el Capitalismo Yankee y la sociedad consumista en la que anda (y andamos) inmersos.
«Si asumes que no hay esperanza, entonces garantizas que no hay esperanzas. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, entonces aún hay posibilidades de cambiar las cosas».
Con esta frase lapidaria y progresista del teórico y sociólogo Noam Chombsky se articula toda una trama toca-pelotas y politicamente incorrecta que, en formato melo-dramática, nos cuenta cómo una familia decide vivir aislada de la sociedad en los bosques del noroeste del país aprendiendo a valerse por sí mismos en la naturaleza (caza, recolección, supervivencia…) con un contacto ‘0’ con el americanito medio, eso sí, sin descuidar el estudio, la lectura y el posicionamiento ideológico. El drama con la madre de la comuna surge y sin quererlo se ven inmersos en un viaje al mismísimo epicentro del ‘American Way Of Life’ en el que, logicamente, les costará integrarse más de la cuenta con unos familiares instalados en el más absoluto ‘modus vivendi’ yankee.
Como os comentaba al principio, joder, hacia tiempo que no veía una película holllywoodiense con una trama tan inusual y una puesta en escena tan progresista como bien llevada, teniendo a Noam Chomsky como paradigma inspirador de la libertad y de los ideales de izquierdas más activistas anulando ‘La Navidad’ por la celebración del día del susodicho Chombsky y articulando un nuevo y revolucionario estilo de vida alrededor de sus preceptos en donde lo ‘salvaje’ y lo ‘intelectual’ se van a fusionar de forma morbosa. Ver esta ficción al lado de mi hija, supuso más de un momento, digamos, incómodo por las verdades ‘in your face’, por las crudas confesiones en momentos complicados y por los ‘cuchillos’ lanzados cuando dos mundos completamente opuestos explotan cara a cara. Pero en realidad aquí estriba la belleza y las intenciones de la peli de Matt Ross, que te sientas incómodo, que sientas por una vez que no formas parte del aborregamiento general y que aprendas a tener tus propias ideas al margen de sociedades imperantes y de poderes fácticos moderados de doble moral.
En cuanto a la labor actoral, me ha parecido soberbia destacando, cómo no, a un Vigo Mortensen demostrando riesgo y compromiso (una vez más) a la hora de elegir papeles y personajes. Pero no me puedo dejar la gran labor de ‘casting’ realizada con un elenco de actores jóvenes e infantes de lo más creíbles y ajustados a sus roles. De chapó, así os lo digo. A este paso y con el magnífico también reparto juvenil de la serie Stranger Things, creo que veo mucho futuro en la ‘Industria de los Sueños’…
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