Todos tenemos esos momentos en los que nos encontramos en baja forma, tanto física como mental, y a veces, muchas, la segunda condiciona a la primera. No soy tipo de los que suele dejar que los problemas le agobien, o que invadan terrenos privados donde no deben morar, porque luego las influencias se reflejan en la convivencia diaria, y eso es algo sagrado, tierra que no se puede profanar. La cabeza vuela por libre y los estados de ánimo a veces se condicionan solos. Pero hasta ahora, jamás han conseguido acorrarlarme, utilizado un símil futbolístico, más allá del primer tiempo. Para cada roto, siempre hay una solución, una ventana que romper y saltar. Nada me jode más que estar dependiendo de pastillas, por lo menos cuando estas me las receta un médico, esa ficticia esclavitud de una dosis cada ocho horas, nunca corrió a mi lado. Prefiero el bálsamo de una buena guitarra, que me haga olvidar, y me lleve a esos estados de consciencia, donde siempre brillan las luces de la gran ciudad.
Y las alegrías son mayores cuando te topas de frente con un discazo como el que se ha marcado Gary Hoey. Si no eres capaz de emocionarte escuchándole compartir voces con Lita Ford en la canción «Coming home», apaga y vamonós. Que Hoey es un guitarrista tremendo, no creo que lo dude nadie después de 20 discos a su espalda. Oportunidades habéis tenido de sobras para deleitaros con su forma. Que para este «Dust & Bones», se ha buscado el respaldo como aliados de AJ Pappas y Matt Scurfield, que aportan aún mayor calidad a este disco de blues rock, donde la referencia principal la puedes encontrar buscando el sonido de Johnny Winter, Stevie Ray Vaughan y todos aquellos que en su blues dejaron hueco para el rock.
Una gozada de disco, con el que disfrutas de principio a fin. Es muy complicado destacar canciones, porque el disco es muy, pero que muy bueno desde la primera a la última canción. Hoey muestra su maestría con las seis cuerdas, y no teme en dejar ver sus influencias, en tributar a esos maestros que le han enseñado a acoger en su seno el feeling y ser capaz de combinarlo con la mejor técnica, Sin perderse en la estepa de sentimientos fríos. Enorme álbum, para todos los que amen el blues, y en especial, para los que lo sentimos como el lógico inductor del rock.
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