El futuro del blues rock parece asegurado durante un buen puñado, de años, porque de nuevo, una generación de talentosos músicos están asomándose a la escena mundial, dejando claro que queda cuerda para rato. Reconozco mi debilidad por el blues de guitarras potentes, querencia de mi procedencia musical, y en ese campo, las cosas pintan realmente bien. Ryan McGarvey es uno de esos guitarristas que han conseguido hacerse un hueco a base de grandes canciones. Sin alcanzar aún el status de otros guitarristas parejos en generación, que se han encaramado a lo más alto, tanto en alabanzas de medios como en preferencias de público, Ryan, junto a otros como Ben Poole, por poner un ejemplo, opta a colarse entre ellos, o al menos seguirles muy de cerca. En 2014 lanzaba este «The road chosen», un disco plagado de fabulosas guitarras, siempre en primer plano. Once canciones donde deja claro que no le faltan facultades. El disco se abre con una potente «Memphis», con ese riff que te araña la piel y una base rítmica aplastante. «Fading away» vuelve a mostrarnos es riff como marca de la casa, mientras su trabajo vocal, también destacable, se mueve por senderos del blues rock más contemporáneo.
«Little red riding hood» repite la fórmula, guitarras fuertes, y esa reconocible melodía vocal. «My heart to you» baja las revoluciones para meternos de lleno en un precioso medio tiempo, donde desbordar feeling. Se desbordan las revoluciones con la rockera instrumental «Firework eyes» que podría militar sin ningún complejo en el disco de cualquier «guitar hero». «Burnin’ alive» es la calma después de la tormenta, en la que se vislumbra la gran influencia del rock en su música. «Goodbye blues» se baña en los mares reinados por Rory Gallagher o Stevie Ray Vaughan, impregnando esa sustancia blues al rock y viceversa. «Always & forever» vuelve a bajar las revoluciones, y lo cierto es que cuando el guitarrista toma estos caminos más melódicos, los borda. «Wish I was your man» es una gran canción, con mucha rítmica, contagiosa. «Mean thing» vuelve a apurar ese punto de dureza en las guitarras, que le acerca al hard rock, algo que parece presente durante buena parte de la grabación. Cierra con «To an end» este muy buen disco, que tendremos la oportunidad de ver en septiembre, como lo defiende en directo.
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