Se ha hecho esperar, pero finalmente ya ha llegado a nuestras pantallas la ansiada continuación de la maravillosa Buscando a Nemo (2003). Ha pasado más de una década y Buscando a Nemo sigue siendo una de las mejores películas de animación para quien os escribe. Nemo era una joya, tenía aventura, humor, emoción y sentimientos en la justa medida. Un film perfecto que nos asombró y emocionó sobremanera en su día. Era lógico pensar que Pixar habría mimado todos los aspectos de la ansiada secuela para estar a la altura a todos los niveles. Sin embargo, no ha sido así.
Buscando a Dory carece de la magia de Buscando a Nemo. Esta secuela es una buena película de animación pero se queda muy atrás en comparación con la original. Se repiten esquemas, algo lógico, pero ni los personajes ni las situaciones resultan tan estimulantes como en la original. El fallo reside en un previsible guión que busca sin pudor la lágrima fácil (error) y que no consigue su objetivo (peor aún). Es como si la sombra de Disney estuviera haciendo palidecer buena parte de los logros de Pixar. Ya pasó con Cars 2 o Monstruos University, no están a la altura de las originales, ni mucho menos. Aquí las aventuras y desventuras de nuestros protagonistas huelen a naftalina y a deja vu, amén de una Dory que es un gran personaje secundario pero como protagonista absoluta deja bastante que desear. Tampoco los nuevos secundarios dejan huella en el espectador. Quizás no tuviera sentido hacer una secuela, ya estaba todo explorado en la primera entrega y la fórmula se agotó.
Por suerte, el film sigue siendo un regalo para los sentidos, todo lo que le falta de alma u originalidad lo tiene de espectacularidad. Algo es algo. Pixar sigue estando a la cabeza de animación digital aunque no haya ningún gran avance respecto al film original. Es su aspecto visual lo que realmente la hermana con su predecesora. Buscando a Dory se deja ver pero no sobrecoge ni a niños ni a mayores. Entretiene, sí, pero no fascina. Esperemos que la anunciada Los increíbles 2 no corra la misma suerte y nunca hagan una Buscando a Marlin.
Buscando a Dory es la decepción de lo que llevamos de año. Siendo una película aceptable, no pasa de ahí y carece de casi todo aquello que nos hizo soñar con Buscando a Nemo.
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