Por lo visto, Ryan Gosling se empapó hasta las cejas de los turbios mundos de Nicolas Winding Refn, con quien trabajó en Drive y Only god forgives, y para su primera película como director decidió sumergirse en los más tortuosos meandros del alma humana.
Lost river nos recuerda a David Lynch. Esa querencia por las situaciones rocambolescas, los personajes totalmente fuera de control (Blue velvet), casas en llamas (Wild at heart), esos pasillos oscuros en los que se adentran los personajes (Lost highway) recuerdan irremediablemente al cine de David Lynch. Pero Gosling no es Lynch, ya le gustaría. Tiene más de Nicolas Winding Refn, quien no es santo de mi devoción tras las dos horas que me hizo perder con esa estupidez de colores saturados llamada Only god forgives. Si Fehn ya imita a Lynch descaradamente, Gosling intenta emular a Fehn imitando a Lynch. El debut de Gosling tras la cámara se queda en un caótico corta y pega sin demasiada personalidad. Gosling no posee el aplomo de Lynch, ni siquiera tiene un estilo propio. Su película carece del ritmo necesario y no desarrolla la fascinación que inicialmente genera en el espectador. A pesar de todas sus deudas, el film tiene algunos aciertos aislados que no consiguen evitar que el film se hunda en las oscuras aguas del tedio. Entre estos aciertos podemos nombrar que Gosling construye escenas con una gran tensión aunque luego esa tensión se diluya de manera un tanto chapucera y nada satisfactoria para el espectador. Reconozco que esta película me atrapó inicialmente con la escena de la oficina y tiene alguna imagen muy potente que bien merecía haber sido mejor desarrollada. Lost river contiene momentos perturbadores e incluso alguna escena bastante incómoda (las actuaciones en el teatro, la tienda). Pero se queda en nada debido a un ritmo demasiado lento y una trama excesivamente dispersa. En particular, la parte final en busca de la cabeza del dinosaurio bajo el agua me resultó de lo más absurdo que he visto en mucho tiempo.
Gosling no parece dispuesto a dejarse encasillar como el chico guapo de moda en Hollywood y ha querido salirse del tiesto. Nada mejor que estrenarse en la dirección con un inquietante film independiente con toques surrealistas. Bravo por Gosling. Gente valiente que arriesgue es lo que necesita el séptimo arte. Lamentablemente, Gosling ha sido demasiado pretencioso o no ha sabido cómo salir del jardín en el que él solito se ha metido. Una pena. Quien mucho abarca poco aprieta, sobre todo si de primeras te tiras al vacío dando un triple salto mortal y sin red. Su esfuerzo es encomiable y le alabo el gusto al salirse del mainstream, pero no basta con buenas intenciones para hacer buen cine. Hace falta ese algo más que Gosling, por ahora, no parece que tenga tras la cámara.
En cuanto al reparto, debo resaltar el trabajo de Ben Mendelsohn, me gusta este actor y su forma de abordar los personajes llevándolos al extremo, bordeando el ridículo sin caer nunca en él, una pena que su personaje no esté mejor desarrollado. Me resultaron realmente interesantes sus escenas con Christina Hendricks. Hendricks, por su parte, no es una gran actriz (digamos que sus activos son otros) pero está correcta en su personaje. Por cierto, me gustó la inclusión de Barbara Steele en un personaje de vieja estrella del celuloide venida a menos. No olvidemos que Steele fue actriz de películas de terror de los años 60 (La máscara del demonio, El péndulo de la muerte) y participó en 8 ½ de Fellini. El tiempo pasa por todos, y Steele no es una excepción. Su patético personaje me recordó a la Bette Davis de ¿Qué fue de Baby Jane?. Gosling incluye en un breve papel a su pareja Eva Mendez, quien aporta más bien poco pero sirve de reclamo promocional. La que sí me gustó fue Saoirse Ronan, su personaje me pareció de lo más interesante del film, eso de tener a una rata como mascota siempre da mucho juego en pantalla.
Lost river será disfrutada únicamente por los amantes del cine de David Lynch que estén dispuestos a dejarse engañar por un sucedáneo.
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