¿Cómo reaccionarías si te estás tomando una cerveza en un bar y ves desaparecer a tu amigo?, ¿Cómo te sentirías si va tu hijo/a cogido de tu mano y, de repente, se desvanece? ¿Cómo te quedarías si estás ‘consumando’ el acto con tu pareja, ligue, amante y, sin saber cómo, ‘ya no está’? ¿Qué pasaría si Axl está cantando «Riff Raff» al lado de Angus y de golpe ‘se va’?. Pues bien, esta es la trama que nos propone Damon Lindelof («Lost», «Star Treck»…) en colaboración con el autor original del libro The Leftovers, Tom Perrotta, para una serie para el mastodonte HBO que lleva el mismo título que el libro.
Para mi gusto y opinión, ya era hora de que Lindelof volviese de la ‘isla perdida’ en la que se encontraba haciendo pelis pretenciosas con una serie de éstas características, en donde realidad y ensoñación, realidad y pesadilla se entremezclan, a priori, sin motivo aparente. Como os decía, la trama se centra en cómo se queda la población mundial tras ‘La Ascensión’/desaparición
Pues bien, si bien los tres primeros capítulos se hacen un poco coñazo centrándose demasiado en las tramas (y las desgracias personales) de los roles principales, es a partir del cuarto capítulo cuando entré realmente en la historia, cuando notas que, por fin, empiezan a pasar cosas, cuando todo avanza y se desarrolla en el tablero con cierta lógica (no toda, aquí radica el secreto de la serie). Lo cierto es que ciertos ‘tics’ de esta ficción son la ‘trademark‘ de Lindelof como los ‘flashbacks’ o esos ‘deja vús’ en donde no sabes a ciencia cierta si los personajes lo están viviendo de verdad o simplemente se trata de pesadillas. Lo dicho, Lindelof style.
En cuanto a esas sectas que se han desarrollado y que empiezan a moverse sospechosamente, me parecen insufriblemente acertadas, joder!!! realmente llegas a odiar ese silencio auto-impuesto, llegas a odiar los trajes blancos, los cigarros y su puta humo y te tienen en vilo al no saber a ciencia cierta cual o cuáles son sus objetivos en el juego de dominio y poder. Todo un acierto en éste sentido.
En cuanto al reparto, ajustado no sería la palabra, es que es realmente acertado! con una pareja protagonista, Kevin Garvey Jr. (Justin Theroux), jefe de policía desorientado con los acontecimientos y con una familia rota por demasiados motivos y Nora Durst (Carrie Coon) que, además de resultarme super sexy y muuuuy deseable, es una mujer que sufre la desaparición completa de su familia. El curilla (Christopher Eccleston) no me gusta tanto pero resuelve y la hija de Kevin y Laurie (Margaret Qualley) está muy ajustada en su papel de adolescente con problemas y contradicciones. La ‘guest star’ por excelencia de la serie, Liv Tyler, también está perfecta, de hecho creo que es el primer papel en el que no veo a la hija de Steven Tyler ya que la aborrecí en «El Señor de los Anillos». Su evolución, aunque quizás demasiado rápida en la trama, promete muy mucho en la segunda temporada porque empiezo a olerme algo…
Concluyendo, una serie que quizás no sea para todos los públicos, en la que se sufre mucho y se maldice más pero que convence plenamente tanto en guión como en personajes, eso sí, aguanta hasta el tercer capítulo, el cuarto (casi) es otra historia…
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