Fundidos en negro, el sonido de las hojas mecidas por el viento, cuidada fotografía tanto en color como en blanco y negro, poco diálogo, ritmo pausado, largos planos de personajes tocando instrumentos, voces en off, etc. No cabe duda, estamos ante una delicada puesta en escena propia del cine oriental más sensible. Sí, ese cine oriental que se preocupa mucho más de la estética que de la trama. Un cine contemplativo más que narrativo que nos ha dado buenas muestras de gran cine en el pasado. Sin embargo, esta vez la balanza se decanta demasiado por la estética mientras la ausente narración arrastra al espectador a un inevitable aburrimiento.
Más que contar una historia, Hou Hsiao-Hsien se dedica a insinuar lo que realmente ocurre dentro de los personajes. A su film le falta pasión y una historia que atrape al espectador. La fotografía es alucinante pero no basta con resaltar los rojos para transmitirnos los sentimientos de los personajes. Debo reconocer que soy muy aficionado a este tipo de cine oriental y que me acerqué a esta película con muchas ganas. Quizás por ello mi decepción fue mayor. La historia de esta fría asesina que se debate entre el deber y su corazón no consiguió emocionarme ni lo más mínimo. Pronto me di cuenta que estaba ante un film hermético y hermoso que no pretendía contarme nada. Sólo así puedo entender el largo número musical que no aporta nada y me hizo mirar el reloj por primera vez, no fue la última. Ni que decir que las escenas de lucha están perfectamente coreografiadas y rodadas, no podía ser de otra manera. Sin embargo, resultan totalmente vacuas, sobre todo cuando uno no entiende el motivo por el que se pelean los contendientes. La asesina es un lío narrativo de primer nivel únicamente recomendable para los aficionados al cine oriental más zen (vamos, vacío de mensaje) o a la belleza de Shu Qi. La verdad es que esta actriz me parece una de las más guapas del cine asiático actual pero su talento interpretativo (en caso de tenerlo) no aparece por ningún sitio en este hermoso ladrillo multicolor. Su personaje resulta totalmente inexpresivo, un grave problema de cara a buscar la empatía con el espectador.
Hay quien ha catalogado a esta película de obra de arte u obra maestra. Siento disentir. Repito, me gusta el cine oriental siempre que bajo su forma exista algo que contar. Algo que esta vez no ocurre. Tampoco tengo ningún problema en que una película me haga pensar y me incite a romperme la cabeza en busca de significados ocultos. Tampoco es el caso, no hay nada que interpretar o deducir de sus bellas imágenes. La asesina es un hermoso envoltorio que, una vez desplegado, descubrimos que no guarda nada en su interior. Estamos ante un ejercicio de estilo auto complaciente que seguro habrá hecho las delicias del director, pero el resto del mundo seguimos necesitando algo a lo que agarrarnos.
La exquisita estética no logra levantar un film cuyo argumento carece de todo interés. Una pena.
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