La loca hazaña del francés Philippe Petit de pasear sobre un cable entre las torres gemelas de Nueva York antes de su inauguración ya inspiró uno de los mejores documentales de los últimos años y ganador del Oscar: Man on wire.
The Walk va más allá de lo mostrado en el documental pero sí hace pasar un buen rato aunque nos sepamos ya la historia. Para algo está detrás de las cámaras un tipo tan eficiente como Robert Zemeckis. Zemeckis no es un genio ni tiene un estilo propio, siempre ha estado un poco a la sombra de Spielberg, pero sí es un buen artesano. Si tiene una buena historia no suele dejar pasar la oportunidad de entregar una buena película. Suyas son joyas como Tras el corazón verde, Forrest Gump, Náufrago, Regreso al futuro o ¿Quién engañó a Robert Rabbit?. Zemeckis siempre ha jugado con la tecnología y la animación para contar sus historias sin permitir nunca que la balanza se decantara por una vacua espectacularidad. Al final dio el gran salto y se dedicó de lleno al cine de animación con excelentes resultados como Polar Express, Cuento de Navidad o Beowulf. Tras unos años alejado del cine con personas reales, Zemeckis volvió recientemente a dirigir a actores en El vuelo, que no estaba mal pero supo a poco. No era un proyecto a la altura de Zemeckis, sino más bien un vehículo para lucimiento de Denzel Washington.
Desde luego, The Walk es una magnífica historia real. A mí me parece fascinante la odisea de Petit por conseguir su sueño. El guión es ágil y acierta a mostrar a Petit como un juglar moderno en busca de su sueño. La verdad es que Joseph Gordon-Levitt compone un Petit algo excéntrico pero creíble. La verdad es que si no supiéramos que la historia es real se nos haría muy difícil darle crédito a lo mostrado en el film. También el buen hacer del veterano Ben Kingsley suma enteros a la producción. Por su parte, Zemeckis demuestra conocer a la perfección su oficio y su película se disfruta. Tiene un tono ligero que hace su visionado de lo más agradable. Quizás la voz en off y las escenas en la Estatua de la Libertad me sobraron un poco, pero no estropean en demasía el conjunto. El film tiene un ritmo más que adecuado y se pasa en un suspiro hasta que nos corta la respiración cuando debe hacerlo.
Lo dicho, el film es agradable hasta que llega su recta final en la que te clava literalmente al asiento. Menudo subidón. Es en esta parte final donde Zemeckis demuestra que es un gran director y sabe conducir al espectador al lugar adecuado. Ha estado creando la tensión necesaria para dejarnos pendiendo de un hilo (nunca mejor dicho) en una escena no apta para personas con vértigo. Toda la parte final rebosa tensión y un gusto exquisito a la forma de rodar y planificar una escena. Zemeckis nos muestra casi en tiempo real el paseo entre las nubes de nuestro protagonista y consigue que no sobre ni un solo fotograma. Una vez más Zemeckis pone los avances digitales al servicio de la historia.Gracias a los efectos especiales y la buena labor de Zemeckis, nos creemos que estamos caminando entre las torres gemelas.
Yo sigo prefiriendo el documental, pero The walk es una muy buena opción para pasar un rato estupendo.
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