«Son Jodidamente buenos», me comenta un anónimo asistente al concierto mientras suena un instrumental que, salvo error, aparecerá en el inminente nuevo trabajo de Greenleaf, de titulo «Rise Above the Meadow», y justo en el momento que asiento con la cabeza en señal de aprobación , el tema se acelera de forma vertiginosa hasta llevar al paroxismo el publico entregado.
Lo ofrecido por el grupo sueco dirigido por Tommi Holappa en la acogedora Sala Sonar solo acepta un adjetivo: D-E-M-O-L-E-D-O-R, sin duda alguna uno de los mejores conciertos que he podido ver en muchísimo tiempo por energía, repertorio,y entrega. El cartel del concierto reflejaba un carnero (o así me lo parece). Su nuevo disco tiene en portada un oso; pero lo ofrecido en el escenario santiagués era más una carga de elefantes a la carrera sobre el personal que llenaba la sala (que gusto poder decir eso) arrasando con todo.
Señores lectores: ya se que es final de mes de enero pero aún quedan un par de fechas de la gira del grupo por esta piel de toro, y vivido y visto lo ofrecido este día 22 por estos lares, rompan su hucha, vendan esa corbata de reyes o ese disco que Papa Noel ha dejado al pie del árbol y dense el gustazo de vivir una noche memorable.
El repertorio, perfectamente hilvano y escogido, es un devenir sin tregua ni descanso para el público. Recorrieron grandes momentos de su fantástico lp del 2014 Trails and passes, cuyo tema homónimo aperturó la sesión, al cual siguieron «The Drum», «Our Mother Ash», y un «With eyes wide open» que el público cantó a pleno pulmón al final de la serie regular de temas, y sonaron unos cuantos temas de adelanto de su inminente nuevo disco, como es ese torpedo a la linea de flotación «A Million Fireflies», o «Golden Thrones» sin que por ello se resintiera de modo alguno el devenir del concierto.
Dicen que es stoner rock lo que practican; puede ser, pero de pesados nada de nada. Los temas tienen un gancho y una melodía que realmente impacta al oyente más aún si cabe en forma de directo (mucho mejor que el disco, a mi gusto). Nada más que decir: ha sido un sensacional directo con una memorable entrega de la banda. El sudor de Tommi inundaba el propio techo de la sala cual tatuaje o seña de identidad del cuarteto. No se los pierdan si tienen la ocasión, pues a tenor de lo vivido por este cronista sería un imperdonable error por su parte.
Les dejo con el «Going Down» de Freddy King, en la particular revisión de Greenleaf con la cual finiquitaron el excepcional bolo, aunque no está grabado en Santiago ¿o se creían Vds que iba a dejar de gritar para grabar?
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