Desde siempre he pensado que el metal extremo, aquel que saca a relucir toda la potencia que tiene por si mismo, que no duda en mostrar la cara más violenta (musicalmente hablando), como clara muestra de una forma de entender la vida y todo aquello que le rodea, es un mundo sumamente complejo. Capaz de encerrarse en si mismo de la forma más absoluta, también ha sido capaz de adaptarse a otras formas de entender su camino, que le ha ido añadiendo y haciéndole crecer sin reparos, en busca de una nueva generación, no solo de músicos, también de fans que le hagan seguir y sentir vivo.Admirado o denostado, según el interlocutor de turno, la verdad, es que la fusión de los ritmos más tremebundos del death, con la aspereza y por que no, melodía de ciertas formas del hardcore, han ido creando una nueva frontera donde ir a buscar a esas bandas que pretenden añadir un plus de actualidad a su forma de componer, a dar salida a nuevas tendencias como del deathcore o el metalcore, entre otros.
Pero también es verdad, que desde entonces a esta parte, se ha estandarizado demasiado en ocasiones, y eso te lleva a tener que separar el grano de la paja, a quedarte con las propuestas realmente interesantes, ya sea porque siguen dando pasos en busca de su camino, o las que, a pesar de establecerse sobre las cuatro reglas básicas, su calidad les coloca con ventaja sobre el resto. Entre los que han ido abriendo camino, podriamos destacar a los vitorianos Childrain, que partiendo de la base de ese death metal de riffs abrasadores ha ido añadiendo a su forma de componer aires distintos, provenientes de distintas formas de entender el metal durante el paso de todos estos años, y la inicial «Matheria Act. I» es una buena prueba, sobre todo en la voz que no le tiembla el pulso en acercarse a registros más actuales, combinando la brutalidad con muchísima melodía en el estribillo. Casi sin dar respiro, atacan frontalmente con «Creations of the sun», donde la batería va a un ritmo descomunal, aportando una velocidad tremenda a la canción
«Blinded by rage» vuelve a reincidir en esa dualidad vocal de guturalidad y melodías cristalinas en los coros, todo ello aderezado con un riff que le da una fuerza tremenda y esa batería, que es patrimonio del sonido de esta gente. «Rebel» rezuma contundencia de una forma brutal, es posiblemente la más heavy del disco. Muy llamativa es «Live in winter», donde esa amalgama de violencia sónica y de melodía de voz, crean un todo. La cosa se torna más agresiva con la demoledora «The farewell parede» que no toma prisioneros. Se notan las influencias del hardcore en «Rise», donde no dudan en acelerarse al máximo. Sigue la demostración de potencia con «Requiem», con esos ritmos entrecortados. La sosegada calma de «Renaissance» durante menos de un minuto, nos mete de lleno en la fuerza de «Matheria Act.II», poniendo punto y final a este disco de manera contundente, como no podía ser menos.
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