¿Seguro que alguna que otra vez habeís tenido esa sensación, cuando comienzas a escuchar un disco, y de pronto tu cerebro te manda la señal, de ¡ufff, como suena esto!?. Pues esas cosas pasan de vez en cuando, afortunadamente. Ultimamente escucho mucho hablar de Los Brazos, pero os voy a ser sinceros, no tenia ni idea de estos tres tíos de Bilbao, y mucho menos de lo que eran capaces de hacer. Con fama de patearse cualquier escenario que le ponen por delante, que les hace acumular tablas y experiencia, en este ya tercer disco, llamado «Gas», se han sacado un puto poker de ases de debajo de la manga. Puro rock and roll, guitarrero, heredero de los sonidos más clasicos, con dosis acumuladas de blues, country y rock, que se lanzan directo a tus neuronas desde la inicial «Fearles woman», donde suenan a rock clásico, añejo, blues hermanado con southern rock, y ese boogie rock que te pone las pilas de un solo chute. Casi sin darte cuenta, te encuentras con un sonido puro americano, country rock rebosante en «Not my kind».
«Randall» es puro blues rock setentero, al estilo del mejor Rory Gallagher, que abre camino para «Boogie», guitarrero, potente, directo y sin compasión. Saca a tu chica o a tu chico a bailar, mientras ese rock and roll que es «Say my name» ilumina la pista, y te hace mover los pies, la cadera y lo que haga falta. Riffs monolíticos en «Black Sheep», como oda al mejor heavy rock de Blue Cheer. «Guardian» es rápida y acelerada, un rock and roll adrenalítico con el que es imposible quedarse quieto y que posee un estribillo matador. Baja las luces mientras suena «Tales», intenso y emotivo, derrochando feeling por doquier. Cierra el disco «Rose tree», con el que incluso se atreven en meterse en terrenos más swing, para dejar claro que a estos tipos no hay quien los pare, que tienen gas de sobra. Un grandísimo disco.
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