Ya está aquí la imparable máquina eléctrica del rock. AC/DC han llegado a España dentro de su esperada gira mundial Rock or bust 2015 siendo Barcelona la primera de sus citas en nuestro país.
Las cosas pintaban mal, muy mal, en el seno de AC/DC hasta que se anunció el lanzamiento de su último LP y la gira que ahora nos los trae de vuelta. Está visto que este grupo es indestructible. Poco importa que el último disco no sea ninguna maravilla ni aporte novedad ninguna. A nadie le importa. A AC/DC su público sólo les pide que sean ellos mismos y sigan ejecutando ese eterno rock de alto voltaje que los ha convertido en leyendas. Tampoco importa que el conflictivo Paul Rudd ya no esté a las baquetas ni que el bueno de Malcolm Young(el hermanísimo de Angus y auténtico cerebro del grupo en la sombra) se haya retirado por demencia. Al menos el bajista Cliff Williams (65 tacos) sigue en la brecha. A pesar de todos los problemas, AC/DC siguen vivos y celebrando sus 40 años como grupo. Y de qué manera.
No procede pedir innovaciones ni cambios estilísticos a AC/DC, su concierto de Barcelona no se diferenció en casi nada de cualquier otro de lo que llevan de gira. Todo indica que su set list permanecerá inmutable a lo largo de esta extensa gira. Nadie entre el público esperaba sorpresas cuando su repertorio es de una eficacia a prueba de bombas. ¿Y qué había entre el público? Nos encontramos con todo: heavies trasnochados (nunca he entendido esa manía de considerar a AC/DC un grupo heavy), mucho carroza e incluso nuevas generaciones (los menos). Una heterogénea amalgama que sólo ciertos grupos son capaces de congregar.
De teloneros estuvieron unos Vintage trouble que no se amedrentaron ante las legiones de seguidores de AC/DC. Su rock plagado de referencias de la época dorada del soul (sobre todo James Brown por la estética del cantante, Ty Taylor) no parecía lo más apropiado para preceder a las huestes de Angus Young, pero los de California consiguieron meterse al público en el bolsillo a base de clase y energía. Empezaron con el típico sonido de telonero, poco claro y cavernoso, pero la cosa fue a mejor. Taylor desprendió entega y empatía con un público que inicialmente contaba los minutos para que acabara su actuación pero que finalmente acabó a rendido a sus pies. Incluso acabó lanzándose al público. Para mí, Vintage trouble fueron una grata sorpresa.
El concierto de AC/DC empezó con unos de esos montaje audiovisuales que nos tiene acostumbrados y que nos recordaron buena parte del pasado del grupo, como su fuera un meteorito de largo recorrido que finalmente iba a caer e delante nuestro. Es entonces cuando a uno le embarga la histeria colectiva reinante en el recinto y se da cuenta que estamos ante un mito de la historia del rock. Por mucho que nos pese, los años pasan por nosotros, tristes mortales, pero para estos tipos parece que pasa de otra manera. La ajada voz de Brian Johnson (67 años tiene el amigo), que nunca me ha convencido (soy más del malogrado Bon Scott) empezó bastante escasa pero se fue recuperando conforme pasaba las canciones. El menudo Angus sigue vistiendo con su traje de colegial (rojo esta vez) y corriendo de lado a lado del escenario con su baile de pato a lo Chuck Berry. Es innegable que este tipo tiene carisma y sigue arrastrando a las masas hasta la histeria gracias a su arte a las 6 cuerdas. Estos tipos siguen derrochando energía a raudales y son más que efectivos en directo, no hay pega ninguna que ofrecerles a unos señores que sobrepasan los 60 años. El resto de la banda estuvo efectiva pero no tiene el carisma de Young o Johnson, siempre en un segundo plano. Obviamente, toda la iconografía del grupo estuvo presente, desde el omnipresente logo del grupo a los cuernos pasando por las campanas, los cañones y los trenes. Un concierto de AC/DC es un ritual casi invariable a lo largo del tiempo. Con toda esta parafernalia podían haber caído fácilmente en la auto parodia o el ridículo pero la cosa queda coherente. Dicen que los clásicos no pasan de moda, será eso.
No renuncian al espectáculo de pantallas gigantes, plataformas y explosiones que hicieron las delicias de un público totalmente entregado que coreó cada canción como si fuera la última que iban a escuchar en su vida. Una tras otra iban cayendo descargas con forma de canciones. Tras un inicio con Rock or bust (había que promocionar el último disco) sonaron clásicos de su repertorio como Shoot to thrill,Back in black, T.N.T., Thunderstruck (colosal), High voltage, Hell’s bells, You shook me all night long, Dirty deeds done dirt cheap que prolongaron la locura entre el público hasta casi las dos horas. No hubo descanso ni bajada de ritmo, su inmisericorde repertorio no incluye tiempos medios ni baladas. Angus Young nos dejó claro quien es realmente AC/DC, el tipo lo dio todo y se fue despojando de su uniforme de colegial conforme pasaban las canciones (incluso rasgó las cuerdas de su Gibson SG con la corbata) aunque esta vez no llegó a quitarse la camisa, mejor así. Tras un extasiante y eterno solo de Angus en Let there be rock parecía que la cosa había terminado pero aún sonaron como bises las obligadas Highway to hell y For those about to rock (we salute you). Y ahí ya sí que no hubo más que pedir, un final de traca que es lo que a uno le pedía el cuerpo.
AC/DC son grandes por conciertos como el que acabamos de vivir y por darle a su público lo que éste les demanda
Setlist
Rock or Bust
Shoot to Thrill
Hell Ain’t a Bad Place to Be
Back in Black
Play Ball
Dirty Deeds Done Dirt Cheap
Thunderstruck
High Voltage
Rock ‘n’ Roll Train
Hells Bells
Baptism by Fire
You Shook Me All Night Long
Sin City
Shot Down in Flames
Have a Drink on Me
T.N.T.
Whole Lotta Rosie
Let There Be Rock
—–
Highway to Hell
For Those About to Rock (We Salute You)
Muy buen artículo!
Lo de la histeria colectiva más bien fue engorilamiento agudo! Cuando el meteorito «impactaba» y el escenario se cubrió de pirotecnia me quedé sin voz nada más comenzar. Tuve la suerte de verlos prácticamente en primera fila duchándome en confeti cuando Angus subió a la plataforma para hacer EL SOLO que me golpeó en la cara, casi haciéndome perder el conocimiento y la cordura.
Un concierto inolvidable!