Tres años después de su último trabajo, Edguy vuelve a las andadas con un álbum que se queda en tierra de nadie.
Un disco que puede tener varias lecturas: al dar carpetazo por un vez a su pasado más metalero, recordar que siguen haciendo hard rock a las buenas y a las malas, al mismo tiempo que nos deslumbran con un futuro más que probable, donde los propios Edguy puede que estén allanando el camino dentro de las nuevas tecnologías. Pero lo que esta claro es que es una banda muy poco estable dentro de los estudios de grabación, y menos en los directos.
La primera escucha de»Sabre & torch» tema que abre el álbum, nos dejará con un gran sabor de boca, deleitando con unas guitarras muy afiladas, unos riff muy demoledores, cambiando ya en su segundo tema «Space police». Y es que después de la energía que te crean los primeros temas, el bajón posterior es de montaña rusa, donde, aunque no lo parezca, la forma de componer que Sammet tiene con Avantasia, la llega a copiar muchas veces para Edguy, algo que resta mucho al grupo. En «Defenders of the crown», al menos, vuelven a su sonido más heavy que sin duda nos llega a recordar al sonido de la bestia, al de Iron Maiden.
Un disco con muy buenas ideas empañadas por sonidos rockeros para crear hits de ventas en una época que éste concepto ha quedado totalmente desierto de validez. Suena un poco osado por medio del grupo, pero para lo bueno, que tiene cosas muy brillantes, y al mismo tiempo dándonos una de arena con canciones que más bien pasaran como un «resto» dentro del álbum.
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