Poco se pensaba Morpheo cuando decidió que Neo era el elegido y se puso manos a la obra para adiestrarle en todas las disciplinas de las artes marciales que quince años después su alter ego, es decir Keanu Reeves, al que nada destacable se le recuerda desde entonces, elegiría esta oda al Tai Chi para su debut como director; de la misma manera que tampoco había pasado por la cabeza de Tiger Chen que acabaría enfrentándose, aunque esto es un decir, pues si en Matrix Keanu ya flojeaba en la coreografía, ahora, una vez transcurridos quince años, no es que haya mejorado mucho, al actor al que dobló en algunas de las escenas más complicadas de la añorada saga de Matrix.
El Poder del Tai Chi, tal como ya se intuía acaba siendo una apuesta fallida, y es que una vez han transitado por el genero de las artes marciales figuras como Bruce Lee primero, y más recientemente Jet Li, poco margen queda para que el bueno Tiger nos aporte nada con su tan manida historia de chico bueno que está a punto de cruzar la línea donde no hay retorno posible a cambio de un puñado de monedas.
La historia que nos cuenta Keanu, esa lucha del mal intentando corromper el alma de un joven confuso no es nueva y nada nuevo, tal como era de esperar, nos aporta, aunque realmente de lo que se trata a lo largo de la hora y media de metraje es mostrarnos una coreografía de luchas y combates a cada cual mas inverosímil que sin duda es lo más (único) destacable de la película, aunque desde el principio quedamos a la espera, y para eso tenemos que esperar bastante, del evidente combate final entre Mr. Donaka, el malo, o lo que es lo mismo Keanu Reeves y Tiger Chen; y cuando esto llega más de uno empieza a añorar esos combates de Neo contra el carismático Agente Smith, con los que tan entretenidos nos tuvieron los Wachowski Brothers.
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