La última noche de Boris Grushenko, Annie Hall, Manhattan, Delitos y faltas… y así hasta llegar a la magnifica Blue Jasmine, todas estás películas, algunas de ellas monumentales obras maestras, tienen un mismo denominador común, y es que llevan la autoría de Woody Allen, sin duda uno de los más grandes directores a la hora de explicar historias, pero también un hombre con demasiadas sombras en su haber.
Y es que alguien que acaba casándose con su hija adoptiva mientras la que fue su esposa en aquella época, la espectacular Mia Farrow, durante el proceso de separación dejó bien clara que tipos de sombras eran las que en aquella época poblaban la cabeza del director, de entrada algo sombrío ya parece intuirse en su conducta. Sombras reiteradamente negadas por Allen, pero de las que nunca ha sido capaz de escapar ya que ese halo putrefacto siempre ha sobrevolado su cabeza hasta hoy en las que, tal como aparece en varios medios de comunicación , aquí se va a citar lo publicado en las últimas horas por El País, en una carta publicada en un blog de The New York Times, Dylan Farrow, otra de las hijas adoptivas de Allen, ha decidido romper el silencio y desvelar con pelos y señales que esas sombras fueron reales y que el que nos obsequiara con dos absolutas maravillas sobre la soledad, el amor y lo difíciles que son las relaciones humanas como fueron Manhattan y Annie Hall con el que un servidor lo elevó a los altares, en realidad su cabeza, de confirmarse lo que cuenta Dylan, y nada hace pensar que no sea cierto, pues nadie se sienta a escribir como su padre, era reflejo de una de las más putrefactas de las bajezas de un ser humano.
La carta de Farrow detalla un episodio concreto que sucedió cuando ella contaba siete años y que se repetiría en el futuro. “Me dijo que me tumbara boca abajo y que jugara con el tren eléctrico de mi hermano. Entonces me asaltó sexualmente”, escribe Farrow. “Me hablaba mientras lo hacía”, prosigue la joven con un relato sencillo, alejado del morbo y aún así muy impactante. “Me susurraba que era una buena niña y que este sería nuestro secreto, prometiéndome que iríamos a París y sería una estrella del cine”. “A día de hoy, me resulta muy difícil ver un tren de juguete”
Bajezas que, por mucho que su cine sea merecedor de cualquiera de los premios y honores, por mucho que vengan de uno de los grandes, tal como días atrás hizo mención Ronan, no deben quedar en el olvido
La actual misiva de Farrow llega después de las críticas que hizo su hermano Ronan tras el tributo que recibió Allen en la última entrega de los Globos de Oro, donde el joven cuestionó si debía de premiarse a alguien que había cometido este tipo de abusos. Dylan Farrow pregunta ahora a la actriz Cate Blanchett o al actor Alec Baldwin que pasaría si el abusado hubiera sido uno de sus hijos. “¿Y si hubieses sido tú, Emma Stone? ¿O tú, Scarlett Johansson?”, cuestiona. “Diane Keaton, tú me conociste cuando yo era una niña. ¿Me has olvidado?”
Y respondiendo a Ronan, tres son las películas : La última noche de Boris Grushenko, Manhattan y Annie Hall, que en su momento esa mente, de confirmarse lo relatado por Dylan Farrow, enferma, consiguió crear en uno de los pocos momentos en que los rayos de sol consiguieron atravesar ese mundo de sombras oscuras por los que parece que ha estado transitando Woody Allen.
La última película del director de Manhattan, Blue Jasmine, está nominada a tres Oscar, incluido el e mejor guión original, obra de Allen. “Woody Allen es la prueba viviente de la manera en la que nuestra sociedad falla a los supervivientes de abusos y asaltos sexuales”, afirma. Dylan Allen comienza (y termina) su carta preguntando a los lectores: «¿Cuál es su película favorita de Woody Allen”.
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