Hay bandas que son eso, bandas, unos cuantos notas haciendo ruido, y hay otras bandas que son algo más, un grupo, un clan, una tribu… una familia. Los de Terzero en Discordia, los del Cortijo, son ejemplo de banda-familia. La mirada traviesa de Pablo, Nacho, un genio protegido bajo una muralla de parquedad de palabras, Samu, siempre con una parida en mente y la entereza machadesca de Isra, son más que cuatro tipos sudando en un local angosto para tratar de sacar algo bueno. Mi cita favorita que Leonard Cohen —no voy a ir de pedante, tampoco es que sea un experto en su obra—, es la de «A veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quiénes están del otro lado». A lo mejor es tirar de prejuicios, pero aplico esta máxima en mi vida diaria. Cuando Isra me dijo: «Tienes que conocer a Manu, tienes que escuchar ese disco», ni me lo pensé. Si es amigo de los Terzero, es amigo mío. Un, dos, tres… ¡Zoki!
Hermano. La música de fondo me recuerda a Where the streets have no name, de The Joshua Tree, obra maestra absolutamente imprescindible de U2. Por encima, una rapsodia ácida y dolorosa. Podría ser el discurso en el entierro de alguien querido. Nunca he tenido hermanos —mi brother Marcelito el del tambor, hermano de otro continente—, no hermanos con los que compartir la infancia, y sin embargo, ese Hoy el mundo está lleno y vacío al mismo tiempo me ha hecho sentir esa ausencia en la sangre.
De sangre y verso. Rubenciano y Jorge del Río. ¿Cómo voy a decir que esta canción es mala con gente tan talentosa detrás? El caso es que tengo en el coco rebotando una canción que salía en un anuncio de aceite de oliva, pero no encuentro al autor ni la canción. Al fin y al cabo, el dichoso spot tiene 30 años. Oír a Manu cantar, abriéndose el pecho en dos, me produce la misma sensación que leer el Campos de Castilla, de Machado: me dan ganas de quedarme quietecito y calladito, es como si Mr. Bean criticase a Boticelli. Se nota que Rubenciano anda detrás, porque en el tramo de La levedad me arrastra por los aires… suena a una versión acústica de Toxicity, de System of a Down. Eso es un artista, capaz de llegar mucho más lejos que tú y, aun así, no dejarte atrás.
Soliloquio. César con su guitarra y Rober cantando, como si estuvieran solos en un escenario casi a oscuras. Entran los violines y va tomando el cariz de una arenga, pero divertida. La combinación de voces que le da Gemma a Rober y Manu dan ganas de cerrar los ojos y escuchar bien la letra. Hablemos antes de ser tan tercos de la suerte que tenemos por nacer en otro lugar. Para esas mentes brillantes de «hay que esforzarse más…», como se han esforzado ellos… en heredar.
Tango de las noches perdidas. Canta Manu, pero casi veo a Isra con la banda Palestina. Es el tipo de canción que le mola, de esos estilos de los que no tengo ni puta idea, pero que, cuando los escucho, me siento menos inculto. Con ese espíritu de Adiós muchachos, compañeros de la vida…, tirando de bandoneón, va desde un tango más ortodoxo a una canción más parecida a De sangre y verso, con unos violines que parece levantarnos del suelo. Ángel Agüera a las seis cuerdas, se encaja con Dan Díez —Red Wine, qué tiempos aquellos, mi primer concierto en Bañares—, en una amalgama de cuerda en las estrofas, haciendo con el violín de Marta la base para la voz rota, doliente, de Manu.
Una canción para los olvidados. German nos da la entrada con un punteíto, hasta que Sebas y su violín crean la base, los cimientos donde erigir el tema. Manu intercambia estrofas con Belenteja, que es una voz para el rock en medio de una especie de medio tempo. Me está pasando en casi todas, lo mejor es la letra. Estas palabras son el canto de un preso, no tienen religión, ni raza, ni sexo… Y que mis versos luchen sin tregua por la igualdad, por darles voz a los que no se escriben canciones. Suena a poesía de la buena, suena a Lorca: En la bandera de la Libertad bordé el amor más grande de mi vida. Tan idílico, tan utópico, que por un momento se me ha olvidado el neoliberalismo de capitalismo zombi que nos aplasta ahí fuera.
Después del amor. Tiene un aire al Drogas con La venganza de la Abuela en Fue 24 de diciembre, ¿y qué? En las estrofas. Claro, Manu se lo lleva a su terreno, con mucha guitarra acústica. La letra, un poema de Miguel Hernández, es una especie de entrelazado infinito, como un 8 en bucle: Cansado de odiar, te amo / Cansado de amar, te odio. Palabras sencillas, empatía fácil, sentimientos complejos. No se me ocurre cómo explicarlo mejor. Puro arte: coger algo complejo y decirlo de forma asequible.
Caminando a tu lado. Las voces de Isabel y Gloria, fusionadas en los estribillos, tienen un aire, salvando las distancias estilísticas, a Luz Casal, y a Ana Belén. A medio camino de las dos, y llevándoselo a su terreno. Mis colegas de Terzero, con instrumentos cambiados, Samu al bajo e Isra a la guitarra, están en la sala de máquinas. Algún día espero poder decirlo con algo en la mano: Isra es un fuera de serie, un Bob Dylan. Una historia sobre un paseo y la mierda que llegamos a ver en cuanto levantamos la cabeza. Vuelvo a esa sensación de «mejor me callo». Con mis palabras, sólo puedo empañar algo tan bien expresado.
La última canción. Mi colegui Bicho es un rockero, y le da un aura rockero, hasta con guitarra acústica, hasta cantando una jota, sería una jota-rock. Las estrofas tienen un rollo al estribillo de Feel Good Inc, de Gorillaz, pero de fondo, no sé si serán los arreglos, los violines… da la impresión de estar en medio de un yeco con una tormenta de verano formándose. Es como cuando escuchas una sinfónica y el de la percusión empieza a tirar trallazos. Con el ritmo de la guitarra, hablando de libertad, con el espíritu de Machado, de Miguel Hernández, de Lorca, del campesino español del Réquiem, de Ramón J. Sender…
Zoki. ¿En serio se puede hacer una guitarra con una caja de puros? ¿O con una lata de aceite? Luis Brox me ha dejado flipado. Eso sabe a scotch y huele a humo de garito en medio de la ruta 66. La armónica de Alejandro, la otra guitarra de Álvaro, solo de saxo de Rober… me recuerda a los funerales de Nueva Orleans… No conocí al hermano de Manu, pero después de escuchar esto, no tengo duda de que me hubiera caído bien. Y reconozco que me muero de envidia. Quise escribirte una canción, que dijera que te echo de menos / Quisiera escribirte una canción… pero no puedo / de repente se apagan las luces, se abre la ventana y escucho un silbido / Es el viento que me dice al oído, que no te has marchado, que sigues conmigo / Que sigues conmigo / Que siempre estarás conmigo. No es una cuestión de ir a misa, es una cuestión de metafísica comunera. Estoy convencido que la energía que hace que lata nuestro corazón o que nuestro cerebro lance impulsos aquí o allí no se destruye, sino que se transforma, y nuestra memoria, nuestro recuerdo, persistirá mientras el corazón de los demás siga latiendo. Cajita de música con La internacional, y un saludo imagino que del homenajeado.
¿Qué puedo decir? Colegui de mis coleguis, pero sin conocernos apenas personalmente, es un honor haber podido destripar el libreto que tengo entre las manos mientras tecleo esto. Es un homenaje acojonante de bueno, tiene una sensibilidad poética que me llega al tuétano, y musicalmente me parece una especie de All-Star de la música riojana. Manu siempre a mi equipo.
Para terminar, enlaces del artista:
Spotify: https://open.spotify.com/artist/55WF2jmW50qGHL2LK9nRv4?si=zSIV962YSJ6mjbUDLJPxUw
Google music: https://g.co/kgs/aFQF6F
Soundcloud https://soundcloud.com/manuelgarciaconlaorquestadelviento/sets/zoki-2
Apple music: https://music.apple.com/us/artist/manuel-garc%C3%ADa-con-la-orquesta-del-viento/1515194513
Youtube: https://youtube.com/playlist?list=OLAK5uy_mn2YVmdQyP3FdxR4qPd8nKkWlI1q02Gio
Mail: manuelgarciacabezon@gmail.com
Puntos de venta:
- BBCH on Rock: C/ Portales, 32. 26001 Logroño (La Rioja)
- Frikomics: C/ Leopoldo Calvo Sotelo, 45-47. 26003 Logroño (La Rioja)
- Obra de Manuel García Cabezón
DISCOS:
Cierrabares:
- Volver a reír (2008).
- Esta noche nos vemos (2010).
- Principio de destrucción (2011).
Manuel García con la Orquesta del viento:
- Zoki (2020). Rock CD Records.
LIBROS:
Manuel García:
- Desvaríos de un desequilibrado (2013). Ediciones del 4 de agosto.
- Delirios de libertad (2014). Ediciones del 4 de agosto.
- Retazos de vigilias (2015). Ediciones del 4 de agosto.
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