Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo ya nunca volvió a ser el mismo. Los efectos de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki así como las imágenes de los campos de exterminio nazis aterraron al público tanto o más que cualquier película de terror. El público descubrió que los avances científicos podían tener efectos devastadores en las manos equivocadas. A todo esto hay que añadir que el mundo quedó dividido en 2 bloques que recelaban el uno del otro y usaban cualquier medio como propaganda. Este y Oeste, Capitalismo y comunismo, se lanzaron a una guerra fría que amenazaba con hacerse real en cualquier momento. El miedo a la guerra nuclear produjo a este lado del telón de acero toda una serie de films sobre científicos (mad doctors) y sus experimentos.
El enigma de otro mundo (The thing, 1951)
El enigma de otro mundo es un claro ejemplo del cine como propaganda anti comunista en plena guerra fría. La criatura que acecha a la expedición en el ártico es toda una metáfora de la amenaza comunista. Otros films de invasiones alienígenas como metáfora de la invasión comunista podrían ser Ultimátum a la Tierra (The day the earth stood still, 1951), Vinieron del espacio (It Came from Outer Space, 1953) y La guerra de los mundos (The War of the Worlds, 1953), basada en el relato de H.G. Wells. Por cierto, el científico de la expedición de Enigma de otro mundo no quiere acabar con la criatura, quiere estudiarla. ¿Os suena? Sí, Alien le debe bastante a este film. Pero su remake oficial vino de la mano de John Carpenter con La cosa (The thing,1982).
Los crímenes del museo de cera (House of Wax, 1953)
En 1952 se estrenó Bwuana devil, el primer film en 3D, y la Warner Bros decidió usar esta nueva técnica para un film de terror. La película elegida fue Los crímenes del museo de cera, un remake de un film de 1933. A pesar de que André de Toth era ciego de un ojo, dirigió esta película cuyo 3D aterró al mundo. Antes de convertirse en el justiciero más chungo de América Charles Bronson apareció en este film como podéis observar en la foto. Sin embargo, fue Vincent Price quien obtuvo un gran éxito interpretando al villano de la función y se especializó en villanos y mad doctors. Price protagonizó también La mosca (1958) y La maldición de Haunted Hill (1959) antes de aliarse con Roger Corman para sus adaptaciones de Edgar Alan Poe.
Godzilla (1954)
En los 50 se pusieron de moda las películas sobre animales que crecen debido a experimentos. Ya fueran hormigas (Them!), una única célula asesina (La masa devoradora, The blob) o arañas (Tarántula) cualquier bicho era capaz de crecer hasta convertirse en un monstruo. En Godzilla, la radiación de las bombas atómicas que los norteamericanos arrojaron sobre Japón despierta y hace crecer a un dinosaurio que llevaba millones de años en letargo. Es una típica premisa del cine de ciencia ficción de los años 50. El temor a la radiación y sus consecuencias fue bien explotado por esta saga japonesa, la más longeva de la historia, con innumerables entregas, remakes y reboots. Los efectos especiales de estos Kaiju (o películas japonesas sobre monstruos gigantes) eran bastante cochambrosos pero precisamente eso las hace entrañables. Curiosamente, la saga de Godzilla tiene un marcado mensaje ecologista, siendo el monstruo un guardián frente a las amenazas medioambientales creadas por el hombre. Incluso en Hedora, la burbuja tóxica el monstruo del título se alimentaba del humo de una chimenea (!!!). Por cierto, no entiendo la fascinación que esta serie de película parece generar entre muchos aficionados. Es curioso que en el lamentable remake americano de los 90 son los franceses quienes despiertan al monstruo con sus experimentos nucleares en el atolón de Mururoa. A día de hoy Godzilla sigue asomándose a nuestras pantallas por obra y gracia de la poca imaginación del cine actual.
La mujer y el monstruo (Creature from the black lagoon,1954)
Que uno sea un monstruo no significa que no le gusten las chicas guapas. Y Julie Adams era una auténtica belleza por la que perdían la cabeza hasta los monstruos submarinos. Esta historia de amor imposible entre un anfibio y una bella señorita no produce hoy ningún miedo y sus efectos especiales se han quedado anticuados pero sigue teniendo su encanto. Por cierto, Guillermo del Toro y su La forma del agua le deben bastante a esta película y a alguna otra.
El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man,1957)
¿Te crees que, si fueras del tamaño de un ratón, tu gato no te comería? Tras el éxito de La mujer y el monstruo, su director Jack Arnold dirigió también Tarántula y El increíble hombre menguante. Esta última se basa en un texto de Richard Matheson (el de Soy leyenda) que escribió también el guión. Un experimento provoca accidentalmente que un hombre vaya empequeñeciendo gradualmente y sin final aparente. Al contrario que otras películas del género fantástico y/o terror, en este film se opta por un final casi metafísico. Más allá de finales filosóficos, los efectos especiales siguen asombrando hoy en día. Films como La mosca o El ataque de la mujer de 50 pies son otros ejemplos de este buen cine de terror basado en experimentos científicos.
La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the body snatchers, 1956)
Mucho cuidado si encuentras una vaina gigante debajo de tu cama. La invasión de los ladrones de cuerpos es todo un clásico del cine de ciencia ficción dirigido por el siempre excelente Don Siegel (quien posteriormente se haría famoso por su Harry, El sucio). Casualmente, los invasores se parecen mucho a cómo pintaban los yanquis a los comunistas: no consumen y parecen no tener sentimientos. La invasión extraterrestre fue presentada en muchas ocasiones como metáfora de la amenaza comunista. Se sospechaba que había comunistas infiltrados en todos los estratos sociales de EEUU, por lo que cualquiera podía ser un comunista infiltrado. ¿Existe algo más aterrador que ser traicionado por tus seres queridos? Siegel recrea perfectamente esa sensación de paranoia que se apodera de los personajes principales en el entorno de una invasión silenciosa. De todas sus secuelas y remakes únicamente vale la pena la dirigida por Philip Kaufman en los setenta con el gran Donald Sutherland como protagonista.
El hombre con rayos X en los ojos (1964)
Paradigma de mad doctor que acaba sucumbiendo ante su ambición y el resultado de sus experimentos. En su día me dejó traumatizado su aterrador final (“Si tus ojos te maldicen…”). Ray Millard está genial en esta producción de Roger Corman, hábil director que siempre basó su éxito en saber perfectamente los gustos del público y rodar rápido y barato.
Plan 9 from Outer Space (1959)
Si Roger Corman fue un hábil artesano capaz de hacer maravillas con presupuestos muy ajustados, no podemos decir lo mismo del referente de la serie Z de presupuesto ínfimo: Ed Wood. Su poco sutil Plan 9 from Outer Space (1959) es más mala que la carne de vampiro. Costó 60.000 dólares, se rodó en cuatro días y está considerada con razón una de las mayores chapuzas con forma de película de la historia. Wood mezcló una invasión alienígena con vampiros y todo lo que se le pasó por la cabeza en esta astracanada que, curiosamente, cuenta con muchos adeptos de tan mala que es. La participación en el film de Bela Lugosi nos hace una idea de lo decrépita que estaba la carrera de este actor en sus últimos años. Por cierto, Lugosi murió antes del rodaje del film por lo que Ed Wood incluyó escenas rodadas previamente (recogiendo flores en un jardín disfrazado de Drácula) y lo sustituyó por otro actor que se tapaba la cara con la capa. En vez de provocar terror provoca a partes iguales risa y vergüenza ajena. Es mejor el film de Tim Burton sobre Ed Wood que todo lo que éste rodó en su vida.
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