La vida es una sucesión de capítulos. Algunos tienen la fecha marcada (como el instituto o la teórica del carnet, que sabes que no va a ser eterno), pero otros vienen de forma repentina y dejan a uno un poco descolocado. Hacer reseñas empezó como un reto, una fruslería que iba a durar una semana, pero los músicos me han hecho sentir tan valorado que no podía terminar aquí. Mucha suerte a mi antigua web, pero ahora estoy en rockthebestmusic.com y mi obligación es dar lo mejor de mí mismo, por la web y por los grupos. Hoy: Ardi Beltza. Como dice mi amigo Guirimbi: “¡Aquí viene la destrucción!”
Ardi Beltza. La canción empieza con un riff que me trae a la cabeza a los Saliva en I walk alone, guitarras muy duras pero el tempo lento a lo Black Sabbath. Un espejismo de diez segundos. Hemos dicho destrucción y aquí viene el meteorito. Guitarras muy pesadas, a lo Slipknot y la voz gutural, de esas que acongojan hasta a la niña de The Ring.
Violencia. Los coros del estribillo traen a la mente a los Def con dos, un leve detalle, porque el núcleo de este sonido son los guitarrazos inmisericordes. Qué buena la parte acústica con el punteo desgarrador. Ese contraste los hace imprevisibles. De la letra… pues la versión destroyer de Violenta Revolución, de El Reno Renardo. Lo que pasa es que el Reno parece que estaban de coña y estos… bueno, que les pregunten a ellos, que me han de empapelar.
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Mis demonios. Se acabaron las zarandajas. Unas guitarras pesadísimas, a los duality de Slipknot, la batería, doble bombo y destrucción y la canción que nos lleva disparados, pegados al asiento como esas pruebas que les hacen a los astronautas en las centrifugadoras. Bajan un pelín el ritmo justo antes del solo, llevando las cabezas al ritmo de la percusión para estallar en un punteo a lo Fuel, de MetallicA, por debajo de una batería en modo ametralladora.
Letras explicitas. Advisory: Parental content. Las veces benditas que miraba las portadas de los cd pensando qué quería decir aquello, tomándolo como un sello de calidad, pues todos los grupos que me molaban lo tenían. A la mierda tus canciones de amor. Hubiera sido un buen título alternativo para el disco. Sucinto, directo y potente. Este grupo también tiene algo de S.A. en lo instrumental (y en las letras), sobre todo en la base de las estrofas y en la parte percusiva.
Arde Iglesia. Esta sí que me recuerda a los S.A. Si no has oído No quiero participar, es que te has criado lejos de la civilización. Esta es la versión cañera, con la voz a lo Cannibal corpse (anécdota gratuita: yo lo pronuncio corpse,no koorps, igual que digo Porsche y no poorsch. Así que como dijo el Sevilla: pues ya no me compro un Porsche, para no tener que llamarlo poorsch). En esta es donde más aprieta el bajo. Bueno, aprieta… se abre hueco entre tanta distorsión. Aquí es como si estuviera medio paso por delante de las guitarras, guiando la parte melódica.
Kaos. Si las demás son metralla pura, una canción que se llame Kaos, ¿qué te vas a encontrar? Pues un comienzo semi acústico… que dura veinte segundos. Doble bombo, letras reivindicativas y un riff que me recuerda al de Before I forget it de Slipknot. Joder, ya sé que repito muchas veces las mismas bandas, pero es que es así, estos chicos tienen enlaces muy claros con los de Des Moines. Me encantan esas baterías, con el ritmo tan marcado, hecho para cabecear o hacer air guitar al ritmo. Ojito el punteo a lo Tommy Iommi.
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Tu odio en mi piel. Se parece más a grupos de metal celta… Korpiklaani por ejemplo, hasta que entran las voces. Una vez que está la canción “funcionando” Ardi Beltza emplea su receta de voz gutural, doble bombo, punteos como punzones y tralla desmedida, aunque lo más interesante viene en los coros. El contraste de voces enriquece muchísimo la mezcla.
Ni justicia, ni ley. un riff, el bajo da un aviso, y la batería empieza con un preludio que podría salir de sus paisanos Koma, el infarto, o el pobre, por ejemplo. Es cierto que tienen sus raíces en el trash, aunque mezclan otros estilos y su ubicación geográfica y las bandas que tienen alrededor también ejercen influencia. El punteo podría salir de un disco de MetallicA, o Megadeth, Anthrax…
Princesa. Al leer el título me los he imaginado en plan Alex Ubago, cantando cosas bonitas en plan radiofórmula. Mientras busco un escondite para que no me apalicen, diré que es puro Marea. La voz rota, la guitarra acústica y esa forma de cantar como si fueran tus últimas palabras. Y de repente. ¡Boom! Distorsión y el doble bombo perfecto, simplemente perfecto. The Hunt, de Sepultura, un ligero paralelismo. Si tendría que resumir este disco en un minuto, éste estribillo. La perla sin duda. Verte otra vez / exhibiendo tu cuerpo en un show de liga y cabaret / donde tus sueños duran menos que el vaso de wiski que vas a beber / y en su fondo te recogen los monstruos de lo que un día no pudiste ser / la princesa de un cuento de hadas donde el fin aún está por llegar. ¿Qué puedo añadir yo a eso?
Evolución. Se nos escapa el disco, última parada. Los riff van aún más rápidos, si cabe. Hablan Ardi Beltza (oveja negra en euskera) de sí mismos como una bestia de voz profunda que quiere arrasar todo a su paso. Pues esta canción es el ejemplo. Cada componente (el bajo distorsionado, los punteos, la voz ni te cuento, la batería está completamente fuera de control). Van tan potentes que cuesta creer cómo se coordinan y no acaba la canción convertida en un galimatías, pero claro, estos tipos saben lo que se hacen.
En fin, pues que Ardi Beltza (el disco), que se nos ha terminado. Ardi Beltza (la banda) tiene cuerda y para rato. Haciendo introspección, creo que es la oportunidad ideal para comenzar esta nueva andadura. Duro, sin concesiones, potente y sin mucha floritura. Aprovecho para dar las gracias a todos los músicos que me han dejado su trabajo para destripar (Ardi Beltza incluidos), que me han dicho cosas tan guapas con respecto a mi trabajo, y entre los que cuento buenos amigos. Y por último, gracias a rockthebestmusic.com por admitirme en su selecto… manicomio.
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