Que no, que no puedo ser objetivo con uno de mis gurús 90’s, lo siento. Dave Wyndorf siempre me ha parecido uno de los paradigmas más claros del Rock’N’Roll, un tipo que vive las veinticuatro horas para la música del Diablo, que desprende carisma y electricidad en su música, sus conciertos, sus fotos, etc,… un tío que, con sus defectos e imperfecciones, sus adicciones, sus visitas ‘al infierno’ (y al Olimpo de los Dioses del espacio) y sus irregularidades compositivas siempre ha estado ahí, al pié del cañón ofreciendo excesividad, ritmos cachondos, letras ácidas a la par que sexys y la mejor música sideral y psicodélica salida de un erúdito reconocido de la música parida entre finales de los 60’s y principios de los 70’s en materia lisérgica. ¡¡Coño!! DAVE WYNDORF IS BACK!!!!…
Déjate ‘joder la mente’ por el Space Lord!
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Be careful with those Space Guys…
Se dice que Last Patrol (2013) fue el disco que devolvió el ‘punch’ a Monster Magnet y no seré yo el que les quite razón alguna, es un discazo impresionante ofreciendo todas las caras de Wyndorf en su versión más ácida y psicodélica. Pero en lo que no estoy para nada de acuerdo es que sus anteriores trabajos sean ‘truños’ o discos infumables, sí, God Says No (2001) sufrió la resaca de Powertrip (1998), 4-Way Diablo (2007) tenía sus irregularidades y sus contrastes y Mastermind (2010) está muy lejos de ser un disco redondo pero siempre he sacado partido de cada uno de ellos porque el bueno de Dave es un puto superviviente del rock’n’roll, un tipo que lo ha vivido todo para lo bueno y para lo malo, siempre fiel a sí mismo y a su ‘magnético monstruo’ y eso siempre se lo he agradecido con mi fidelidad desde aquellos primeros compases en los 90’s cuando «Cyclops Revolution» explosionó en mis tímpanos y me apretó las pelotas. Para quien suscribe, Dave Wyndorf es un jodido DIOS!
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Pues bien, tras Last Patrol, nuestro ídolo sideral se puso a juguetear con su faceta más sesentera revisitando el disco mencionado con Milking The Stars: A Reimagining Of Last Patrol (2014) y ‘mejorando’ Mastermind con Cobras & Fire (2015). No le salió mal la jugada, he de reconocer que se lo curró y explotó su obsesión por la psicodelia 60’s más que nunca… ¡pero ya echábamos en falta que se le hinchasen las pelotas a nuestro héroe!, así que, como si intuyese nuestra hambre de energía y rock’n’roll de alto octanaje, va y resulta que se saca su disco más ‘high energy’ desde Powertrip. Mindfucker (2018) fue compuesto en el marco de los acontecimientos que llevaron al puto Trump a alcanzar la Casa Blanca y, claro, el caldo de cultivo agresivo y directo sobre el que Wyndorf quería trabajar se lo dejaron en bandeja de plata al verter todo su odio y su frustración en la sociedad yankee, los poderes fácticos, los conspiranóicos y, hablando en términos más universales, en la raza humana y toda la mierda que hemos creado a nuestro alrededor. No podía salir mal la cosa.
Y así ha sido, el tracklist empieza muy escandinavo con «Rocket Freak», un tema encendido e incendiario, por momentos claramente ‘Copter’ al que le siguen tres pelotazos como la copa de un pino con «Soul» y su ramalazo Powertrip y MC5, el excelente single arenoso «Mindfucker» que ya os imaginaréis a quien va dirigido y «I’m God» que me vuelve jodidamente loco, que me insufla una energía y una adrenalina brutales, salvajes, asilvestradas, ¡this is fuckin’ Rock’N’Roll BABY!, ¡Take It Or Leave It Mtfckr!. Bajamos adrenalina con «Drowning», la psicodelia hace por primera vez acto de presencia protagónica en un medio tiempo muy intenso y atmosférico. «Ejection» me quiere recordar en el riff quizás a Hawkwind, un tema cachondón y sencillo pero efectivo e inmediato 100% con ese aura Space Rock y con Phil Caivano luciéndose a punteos en todo el tema. «Want Some» me recuerda a aquellos tiempos de Spine Of God y Superjudge, Monster Magnet style! con un bajo de Chris Kosnik ENORME. «Brainwashed» es otro tema marcado por la actualidad político/social, Wyndorf se auto-impone unos fraseos esquizoides en un tema garage psych muy crudo y con pasaje ‘noise’ y distorsiones a saco. Los arreglos de «All Day Midnight», con esos sitares, apuntan otro medio tiempo con ‘punch’, psicodelia en estado puro reclicada y vertida en pleno S. XXI con un estribillo que atrapa mucho. El artefacto ‘jodementes’ finaliza con otro sopapo sónico, esta vez parece que en la órbita de Dopes To Infinity, oséase, la combinación perfecta entre el hard rock setentero y el LSD 60’s elevada a constelaciones a años luz de nuestra esfera terrestre. Un cierre con fuerza, con atmósfera y ácido, con un cambio asalvajado y furioso hacia la parte final con Dave comandando la nave como sólo él sabe hacerlo, con chulería, mala hostia y vacile cósmico.
¿Monster Magnet viviendo una segunda juventud?… ¡Es claramente posible!.
‘Eyéctate’ porque los vas a flipar!!!…
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