Los de Tilo Wolff han decidido cerrar su trilogía iniciada con “Testimonium” y “Leidenschaft” con el mejor trabajo de los tres aunque, bien es cierto, que es el más melancólico, triste y gótico de estos últimos años. También el mejor producido.

Todo se resume en la pieza inicial de nombre homónimo. Un “Lament” que se convierte en todo un compendio de introspección. Relajado y sinfónico, donde la guitarra no empieza a sonar hasta pasados los dos minutos en un crescendo donde la voz nos conduce al inicio y final para dejar una parte central instrumental donde explorar sintetizadores y guitarras en un atmósfera lírica y teatral. Un arranque espectacular.
Una introspección que se mantiene en la vampírica “Ein Sturm ziet auf” donde siguen experimentando a sonidos envolventes y de gran pesadumbre, lejos del metal gótico que los hizo célebres a finales de los noventa del siglo pasado y principios de éste. Además es maravillosa la teatralidad vocal con la que acomete Wolff sus estrofas y estribillos y donde la guitarra eléctrica tiene su protagonismo en la parte central de otro corte largo y cadencioso de siete minutos y medio que repetirán en el final con “Memoria”.
“Ein larger Weg” mantiene la cadencia de los temas precedentes con más de siete minutos y medio de duración que tras un inciso acústico nos conduce durante los primeros momentos a una grave voz de Wolff que se vuelve más lírica en el puente y estribillo aunque sin dejar la nostalgia musical y la interpretación teatral, una cualidad de las bandas alemanas del gótico o del industrial (sólo hay que recordar la forma de acometer las baladas de Till Lindemann en Rammstein o de Dero Goi en Oomph, entre otros). Interesante la distorsión de los últimos minutos de la canción.
Manteniendo atmósfera pero reduciendo duración a una más convencional (menos de cuatro minutos) llega el primer avance del álbum titulado “Du bis alles was ich will” donde la tristeza y la gravedad en la voz se adueña de este otro nuevo lamento etéreo y espacial. Corte tan reflexivo como
“Avalon” quizás sea la composición más ambiciosa, la que más bebe del sonido clásico de Lacrimosa y del gótico sinfónico. Además cobra protagonismo Anne Nurni que con su voz de soprano contrasta con la de bajo barítono de Tilo Wolff. Un perfecto “single” que ofrece una arista más en un álbum notable.
“Geliebtes Monster” vuelve a territorios más cadenciosos y apesadumbrados, donde Tilo Wolff demostrar sus dotes como intérprete y la experimentación con las guitarras, mientras que lo mismo sucede con Anne Nurni con los teclados. Todo tan oscuro como la portada presidida por una figura espectral alada femenina como solitaria tumba en un páramo nocturno dibujado en penumbra.
Una filosofía, la de Lacrimosa, que se resume en “Dark is the night” donde dejan el alemán por el inglés y la tesitura grave de Wolff por la lírica de Anne Nurni, que nos conduce al pasado de la banda de forma electrónica y gótica, casi en forma de himno oscuro. Otra de las piezas más accesibles.
“Punk & Pomerol” se vuelve más agresiva, dejando el medio tiempo que había servido de “leitmotiv” en todo lo escuchado con anterioridad. Original pues la estructura es de punk, hasta llegar al sinfónico estribillo, pero tratado a su manera, con guitarras distorsionadas, teclado lírico y resultado oscuro.
Una curiosidad que nos conduce al final con “In eidem anderen Leben”, otra canción más movida y rápida donde parece que estos ritmos más acelerados los dejan para el desenlace aunque el cierre con “Memoria” regresa a los más de siete minutos de duración, cosa propuesta en las tres primeras piezas, que sirve de colofón y epitafio atmosférico, con partes diferenciadas, a este buen trabajo de Lacrimosa titulado “Lament”. Más de sesenta minutos que gustarán a los seguidores de la banda, del gótico sinfónico o del darkwave.




















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