Alauda Ruiz de Azúa ha conseguido convertirse en poco tiempo en uno de los mayores talentos cinematográficos de España, merced a una filmografía todavía breve pero de enorme calidad.

Debuto en el largometraje con la estupenda “Cinco lobitos”, película en principio pequeña, de ajustado presupuesto pero que narraba de forma admirable temas como la maternidad o las relaciones materno- filiales. Le siguió un trabajo de encargo como la entretenida comedia romántica “Eres tú”, donde no escribía, limitándose a la realización, para continuar con otro éxito para Movistar como fue la serie “Querer”. Ahora, de nuevo, para el gigante telefónico llega esta “Los domingos”, un excepcional filme con el que ha conseguido la Concha de Oro en San Sebastián.
Y decimos excepcional no solo por sus innegables cualidades artísticas sino también por su tratamiento pues estamos ante una rara avis en el panorama cinéfilo actual. Una historia que gira en torno a una adolescente que siente la llamada de Dios y decide convertirse en monja de clausura, algo que no es del todo bien entendido por su familia, sobre todo por su tía que siente esa idea como un “lavado de cerebro” por parte de adultos a menores o una irresponsabilidad.
Lo mejor es que todos los puntos de vista están tratados con respeto. Una cinta donde no hay maniqueísmo. Ni buenos ni malos, todos son humanos, con sus virtudes y defectos. Ruiz de Azúa nos sorprende con casi dos horas de metraje (que pasan en un suspiro), tratando al espectador como adulto, no infantilizando las reacciones y dejando al público la opinión que le merece cada personaje.
Una gran labor la de la Ruiz de Azúa guionista que no ensombrece su faceta como directora pues a pesar de algún exceso de plano- contraplano en alguna secuencia que le asemeja al formato televisivo, el resto lleva el ritmo adecuado, la ambientación es la correcta, la sombría fotografía de Bet Rourich nos sitúa a la perfección en la psicología de los personajes.
Además el reparto cumple con creces, destacando a la joven Blanca Soroa y a una excelsa Patricia López Arnaiz, secundadas a la perfección por Miguel Garcés.
“Los domingos” es cine a contracorriente, bien producido y realizado que además podría suponer un cambio de paradigma en el cine español, quizás europeo, pues parece querer explicarnos el fin del nihilismo (como Fukuyama escribía sobre “El fin de las historia”), ya que en estos tiempos de prisa y nuevas moralidades se necesitan ciertas certezas a las que asirnos y que nos permitan continuar con una vida más plena y feliz. Una fe reflejada en un diálogo donde uno de los personajes asegura que igual que uno cree en el cambio climático con vehemencia, otro puede encontrar su realización vital en Dios. Estupenda metáfora.




















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