Llama, deja que suene una vez y cuelga el teléfono
para avisarme de que llegaste a casa.
No quiero que le pase nada a mi amante compartida.
Si ella me acompaña, encenderé y apagaré las luces
para que sepas que esta noche es la noche
para ti y para mí, mi amante compartida.
Somos una pasión clandestina que huye
persiguiendo el amor enfrentándonos al sol.
De día somos desconocidos, por la noche, amantes
que saben lo mal que está, pero, nos sentimos tan bien…
Si estoy con amigos y tenemos que vernos,
pasa de largo, ni siquiera me saludes.
Conozco la palabra “discreto” cuando se es amante compartido,
aunque, en caso de emergencia,
pídele a un amigo que pregunte por mí,
así no se dará cuenta de que eres tú mi amante compartida.
Somos una pasión clandestina que huye
persiguiendo el amor enfrentándonos al sol.
De día somos desconocidos, por la noche, amantes
que saben lo mal que está, pero, nos sentimos tan bien…
Somos una pasión clandestina que huye
persiguiendo el amor enfrentándonos al sol.
De día somos desconocidos, por la noche, amantes
que saben lo mal que está, pero, nos sentimos tan bien…
Tengo algo que debo contarte,
anoche, alguien tocó nuestro timbre,
y, si no fuiste tú, mi amante compartida,
después, un hombre llamó a nuestra oficina,
pero no quiso dejar su nombre.
Supongo que dos pueden jugar al mismo juego
de ser amantes compartidos.
Tú y yo, amantes compartidos,
aunque, él y ella, son amantes compartidos.
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