Toda generación merecería su versión de los grandes clásicos de aventuras. Desde “la isla del tesoro” de Stevenson a “El Conde de Montecristo” de Dumas, sin olvidar “Los tres mosqueteros” del propio autor galo. Y, de hecho, los responsables de esta versión Mathieu Delaporte y Alexandre De La Patelliére saltaron a la palestra cinéfila con las dos adaptaciones como guionista de D’Artagnan y Milady dirigidas por Martin Bourboulon.
En este caso además del “libreto” encaran la realización, labor que han compartido en el pasado en dos producciones pero este “El conde de Montecristo” es su mejor obra. Es más, estamos con probabilidad ante la mejor película dirigida sobre la novela (y hay bastantes versiones desde la de 1922 dentro del cine mudo) y, sin duda, uno de los estrenos del año.
Una obra de tres horas que no aburre en ningún momento con esta inmortal historia de traiciones y venganzas, la epopeya de Edmundo Dantés que tanto nos puede recordar a otras posteriores como “Los miserables” o “Las cuatro plumas”. Cine de evasión pero de una factura técnica espectacular, con una fotografía y ambientación excelsa y una banda sonora de antología, obra de Jerome Rebotier, músico de cabecera de la dupla.
Reparto no especialmente conocido en España pero grandes estrellas en el país vecino e Italia, encabezados por un excelente Pierre Niney como Edmundo Dantés, Anais Demoustier (a la que hemos podido disfrutar en trabajos como el “Gloria Mundi2 de Guediguian) como Mercedes, Pierfrancesco Favino como el Abate Faria y el sorprendente descubrimiento de Anamaria Vartolomei, dentro de un reparto compacto y que elevan el celuloide a la categoría de arte.
No tenemos claro si este “El Conde de Montecristo” interesará a los jóvenes actuales pero posee ritmo, una colosal dirección y emoción en todo sus tres horas de metraje que pasan en un suspiro.
Un producto de altura donde su clasicismo transmite el aroma de las grandes producciones de antaño, con su ejemplo de doble moral donde los malos son villanos basados en la codicia, la envidia y la traición pero los buenos a pesar de su búsqueda de la justicia les mueve la venganza. Parafraseando a Nietzsche: “humano…demasiado humano”.
Confiemos en que lo conseguido por estos dos autores se refleje en próximos largometrajes pero con esta han conseguido una puesta en escena brutal. Un título para recordar.
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