John Serrano sigue en su ascenso imparable con Mr. Hunter. Una preciosa canción en la que John ha puesto las voces, las guitarras, la letra, la producción y los sintetizadores. Carlos Vargas los teclados. Antonio Postigo la batería y el artwork, y Belisa Hunold el bajo.
Ha sido mezclado, grabado y masterizado en CionClub Estudios en el año 2018 por el mismo John Serrano, y el diseño de Youtube ha sido a cargo de Carlos Vargas mediante Midjourney.
Con una melodía super adictiva, nuestro director de orquesta, nos propone un juego simbólico muy atrayente, con sorpresa final.
Hay un peligro inminente. Pedimos ayuda, pero nadie nos ve. Invisibles en la intemperie interminable, huimos del cazador. Le gusta la sangre, sobre todo la nuestra. Esa sangre de los que nos cuidamos a pesar de los daños, de los años.
Con esta canción no puedo evitar dedicarle a John algunas de las palabras de la epístola al personal de la intemperie interminable.
John, te dirán, algunos, que el alma es un asunto delicado y femenino, vagamente espiritual, pero yo te digo que es enorme y equina, poderosa como una máquina vieja que te arrastrará sobre las piedras hasta la sonrisa perfecta.
Te dirán que la vida tiene escaleras, pero te ocultarán los peldaños, y querrán ponerte los dieciséis frenos en línea, a cambio de un ataúd. Ellos son los cinco mil hijos de la puta suficiencia, y es su piel la que se va quedando atrás, en fuga, y van quedando despellejados, solos, viudos, disolviéndose en la oscuridad con los huesos rotos de su esqueleto triste.
Son la orquesta tonta que se arrojará al vacío tocando su marcha fúnebre, buscando la forma fatal de la tierra.
Pero tú que rechazas la simetría, que buscas lo impar y lo desconocido; que buscas los túneles del futuro y la realidad herida del amor, no importa si coloreas dentro o fuera de la página, porque la muerte es todo lo que verás despierto.
Vive, pues, esféricamente, en todas direcciones. Con la corona en la mano, como un dios. Con la hormiga encendida y dos impactos al pie de la mirada urgente. Colócalo todo en un orden casi fulminante. Todo.
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