Actuaciones en pubs,acústicos en bares,conciertos amplificados en salas con apertura de puertas a las nueve,entradas con o sin consumición…  En la actualidad sería impensable desligar la noche del espectáculo musical. Este nexo que establece, no la música en sí, ni el artista, sino el entramado de la industria y su necesidad monetaria establecía sus bases en lo que comúnmente se conoce en EE.UU como el Chitlin’ Circuit.

Esta nomenclatura hacía una analogía con lo que podríamos llamar el sistema digestivo de la industria musical, cuyos órganos funcionales eran todos los establecimientos que ejercían de recipientes contenedores de música en vivo en todo el sudeste norteamericano.

Lauterbach nos cuenta como el circuito también estaba presente de forma intangible en las relaciones que establecieron los dueños de los locales con las agencias y promotoras, y como este engranaje consiguió asentar los principios de un mercado potencialmente fructuoso, que posteriormente abrió paso al mercado de los estudios de grabación.

El éxito de los artistas de última división en el ámbito local cambió la forma en la que las actuaciones se presentaban al público desde el primer momento en que alguien vio que podía rentabilizarlas.

Presentando de forma agridulce con relatos sobre la ardua integración racial en América, la ‘américa negra’, las ciudades dentro de las ciudades por esta segregación … el libro abarca varias intersecciones entre el ámbito de la música y la historia.

Preston Lauterbach nos describe con maestría la evolución de las corrientes populares dentro de cada género que haya sido susceptible de ser mezclado con el rock más clásico.

Teniendo en cuenta los valores transversales que han influido en los diferentes estados de la música en directo a lo largo de este periodo de transición y aceptación racial, incluye una clarificadora introducción a cómo factores no musicales han contribuido al desarrollo del sector y cómo se ha convertido en un campo de petróleo económico y una industria cultural por sí mismo.

La alianza impía entre el show business y el vicio, el nacimiento del rock and roll en la américa negra, surgimiento de figuras clave de la historia de la industria como el productor Denver Ferguson y oscuros antros donde empezaron personalidades como B.B King o Little RIchard.

Sin desestimar los logros de Elvis Presley o Sam Philips, nos cuenta como florecía la rosa del ‘rock negro’ y cómo de afiladas eran sus espinas entonces.

Muchos de sus protagonistas han sido olvidados tras ejercer una influencia indeleble en generaciones posteriores, aún así, el libro trata el tema de los asuntos turbios que rodean a la música sin mitificación y hace un repaso por esta generación de músicos nómadas que recorría todos los clubs que conformaban el ‘circuito Chitlin’ .

Por Rocío Álvarez de Red Crimson Shamrock

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