Este conocidísimo poema de Walt Whitman, que para mi no es de los mejores suyos, nos habla del fin de un viaje. De esa llegada a la supuesta Ítaca, en la que se ha quedado la vida por el camino. Un romántico poema del poeta estadounidense que representa el fin de una etapa.
¡Oh Capitán!¡mi Capitán!
¡Oh Capitán!¡mi Capitán!
¡Oh Capitán! ¡mi Capitán! nuestro terrible viaje ha terminado,
el barco se ha curtido con cada retorcerse, el premio que buscábamos se ha conseguido,
el puerto está cerca, las campanas escucho, la gente toda exultante,
mientras sigue con la mirada la firme quilla, la triste y valiente nave;
pero ¡Oh corazón! ¡corazón! ¡corazón!
oh esas rojizas gotas sangrando,
donde en la cubierta mi Capitán yace,
derrotado, frío y muerto.
¡Oh Capitán! ¡mi Capitán! levántate y escucha las campanas;
levanta— por ti se ha izado la bandera— por ti la corneta trina,
para ti los ramos y coronas encintadas— por ti la orilla abarrotándose,
por ti aclama, la oscilante masa, sus ansiosas caras volviéndose;
¡Aquí Capitán! ¡querido padre!
¡Ten este brazo bajo tu cabeza!
Es algún sueño que sobre la cubierta,
hayas caído frío y muerto.
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos e inmóviles,
mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,
el barco está anclado sano y salvo, su viaje realizado y concluido,
de una terrible travesía el victorioso barco se presenta con el objetivo cumplido;
¡Exultad oh costas, y tocad oh campanas!
pero yo con mi triste andar,
camino por la cubierta donde mi Capitán yace,
derrotado, frío y muerto.
Gracias Ángel!
A ti por leerlo…
Ángel