Perfume exótico, es el poema número XXII del libro de Charles Baudelaire, Las Flores del Mal. La alegoría de un instante. Cuando Baudelaire descansa entre los brazos de ella. Un momento en el que nuestro poeta se detiene, logrando captar en un estado de atención plena, todo lo que a su alrededor sucede, que es plasmado de manera bella en el papel. Vemos en él a un Baudelaire imaginativo y a la vez sensorial, que juega con las palabras haciendo revulús, como con un mechón de pelo de su amada entrelazado en los dedos. Un pequeño recorrido que comienza en el regazo de ella y sigue por la imaginación, hasta que él vuelve en sí por los aromas y sonidos del ambiente.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
PARFUM EXOTIQUE
Quand, les deux yeux fermés, en un soir chaud d’automne,
Je respire l’odeur de ton sein chaleureux,
Je vois se dérouler des rivages heureux
Qu’éblouissent les feux d’un soleil monotone ;
Une île paresseuse où la nature donne
Des arbres singuliers et des fruits savoureux ;
Des hommes dont le corps est mince et vigoureux,
Et des femmes dont l’œil par sa franchise étonne.
Guidé par ton odeur vers de charmants climats,
Je vois un port rempli de voiles et de mâts
Encor tout fatigués par la vague marine,
Pendant que le parfum des verts tamariniers,
Qui circule dans l’air et m’enfle la narine,
Se mêle dans mon âme au chant des mariniers.
PERFUME EXÓTICO
Cuando, los dos ojos cerrados, en una tarde calurosa de otoño,
respiro el olor de tu cálido pecho,
veo dichoso extenderse las costas
que deslumbran las llamas de un sol monótono;
una isla perezosa donde la naturaleza ofrece
árboles peculiares y jugosas frutas;
hombres cuyo cuerpo es delgado y vigoroso
y mujeres cuya mirada por su sinceridad sorprende.
Guiado por tu aroma hacia climas encantadores
veo un embarcadero lleno de velas y mástiles
desgastados aún por la oleada marina,
mientras que el perfume de los verdes tamarindos
que circula por el aire y se me sube a la nariz,
se mezcla con mi alma al cantar los marineros.
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