Vamos con el poema XXI Himno a la Belleza de Las Flores del Mal, la obra de Charles Baudelaire, en el que se retrata a la Belleza, tanto en lo visible como en lo etéreo. Para ello, nuestro poeta utiliza unas bellas metáforas que describen perfectamente el padecimiento del alma enamorada expuesta a la belleza. Aunque, queda la duda para él de su origen, sin que a la vez le importe tanto como el resultado de su derramamiento en el mundo.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
HYMNE À LA BEAUTÉ
Viens-tu du ciel profond ou sors-tu de l’abîme,
Ô Beauté ? ton regard, infernal et divin,
Verse confusément le bienfait et le crime,
Et l’on peut pour cela te comparer au vin.
Tu contiens dans ton œil le couchant et l’aurore ;
Tu répands des parfums comme un soir orageux ;
Tes baisers sont un philtre et ta bouche une amphore
Qui font le héros lâche et l’enfant courageux.
Sors-tu du gouffre noir ou descends-tu des astres ?
Le Destin charmé suit tes jupons comme un chien ;
Tu sèmes au hasard la joie et les désastres,
Et tu gouvernes tout et ne réponds de rien.
Tu marches sur des morts, Beauté, dont tu te moques ;
De tes bijoux l’Horreur n’est pas le moins charmant,
Et le Meurtre, parmi tes plus chères breloques,
Sur ton ventre orgueilleux danse amoureusement.
L’éphémère ébloui vole vers toi, chandelle,
Crépite, flambe et dit : Bénissons ce flambeau !
L’amoureux pantelant incliné sur sa belle
A l’air d’un moribond caressant son tombeau.
Que tu viennes du ciel ou de l’enfer, qu’importe,
Ô Beauté ! monstre énorme, effrayant, ingénu !
Si ton œil, ton souris, ton pied, m’ouvrent la porte
D’un Infini que j’aime et n’ai jamais connu ?
De Satan ou de Dieu, qu’importe ? Ange ou Sirène,
Qu’importe, si tu rends, — fée aux yeux de velours,
Rhythme, parfum, lueur, ô mon unique reine ! —
L’univers moins hideux et les instants moins lourds ?
HIMNO A LA BELLEZA
Vienes del cielo profundo como sales del abismo,
oh Belleza? tu mirada, infernal y divina,
otorga confusamente la gracia y el crimen,
y podemos por eso compararte con el vino.
Contienes en tu ojo el atardecer y la aurora;
esparces los perfumes como una tarde tormentosa;
tus besos son una poción y tu boca una vasija
que hacen al héroe cobarde y al niño valiente.
¿Saliste del abismo negro, o bajaste de las estrellas?
el Destino encantado va tras tus enaguas como un perro;
dejas caer al azar la dicha y los desastres,
gobiernas todo y no respondes de nada.
Caminas por encima de los muertos, Belleza, de quienes te burlas;
de tus joyas el Horror no es la menos adorable,
y la Muerte, entre tus más queridas rarezas
sobre tu vientre orgulloso danza amorosamente.
Lo efímero cegado vuela hacia ti, vela,
crepita, arde y dice: ¡ Bendigamos la antorcha!
El amante sin aliento inclinado sobre su amada
se ve como un moribundo acariciando su tumba.
Que vengas del cielo o del infierno, ¡qué importa
Oh Belleza! ¡monstruo enorme, aterrador, ingenuo!
Si tu ojo, tu sonrisa, tu pie, me abren la puerta
de un infinito que amo y jamás he conocido?
De Satán o de Dios ¿qué importa? Ángel o Sirena,
¿qué importa, si haces — hada de cara aterciopelada,
ritmo, aroma, luz ¡oh mi única reina! —
el universo menos horrible y los momentos menos pesados?
Uno de los grandes poetas malditos. Libro imprescindible.