Hoy tenemos el poema número XX del libro publicado en 1861, Las Flores del Mal, la gran obra de Charles Baudelaire que cultivó durante toda su vida. Es un poema más largo que los anteriores en el que vuelve a retratar otra alegoría en torno al mundo de la mujer, esta vez representado simbólicamente como una máscara. La Máscara, se refiere a la cara de la mujer como un artificio hermoso que esconde el verdadero ser que sufre y padece la vida. En este caso se fija en una estatua alegórica a gusto del Renacimiento, como ejemplo de belleza sublime.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
LE MASQUE
à Ernest Christophe
Contemplons ce trésor de grâces florentines ;
Dans l’ondulation de ce corps musculeux
L’Élégance et la Force abondent, sœurs divines.
Cette femme, morceau vraiment miraculeux,
Divinement robuste, adorablement mince,
Est faite pour trôner sur des lits somptueux,
Et charmer les loisirs d’un pontife ou d’un prince.
— Aussi, vois ce souris fin et voluptueux
Où la Fatuité promène son extase ;
Ce long regard sournois, langoureux et moqueur ;
Ce visage mignard, tout encadré de gaze,
Dont chaque trait nous dit avec un air vainqueur :
« La Volupté m’appelle et l’amour me couronne ! »
À cet être doué de tant de majesté
Vois quel charme excitant la gentillesse donne !
Approchons, et tournons autour de sa beauté.
Ô blasphème de l’art ! ô surprise fatale !
La femme au corps divin, promettant le bonheur,
Par le haut se termine en monstre bicéphale !
— Mais non ! ce n’est qu’un masque, un décor suborneur,
Ce visage éclairé d’une exquise grimace,
Et, regarde, voici, crispée atrocement,
La véritable tête, et la sincère face
Renversée à l’abri de la face qui ment.
Pauvre grande beauté ! le magnifique fleuve
De tes pleurs aboutit dans mon cœur soucieux ;
Ton mensonge m’enivre, et mon âme s’abreuve
Aux flots que la Douleur fait jaillir de tes yeux !
— Mais pourquoi pleure-t-elle ? Elle, beauté parfaite
Qui mettrait à ses pieds le genre humain vaincu,
Quel mal mystérieux ronge son flanc d’athlète ?
— Elle pleure, insensé, parce qu’elle a vécu !
Et parce qu’elle vit ! Mais ce qu’elle déplore
Surtout, ce qui la fait frémir jusqu’aux genoux,
C’est que demain, hélas ! il faudra vivre encore !
Demain, après-demain et toujours ! — comme nous !
LA MÁSCARA
à Ernest Christophe
Contemplemos ese tesoro de encantos florentinos;
En la ondulación de este cuerpo musculoso
la Elegancia y la Potencia abundan, hermanas divinas.
Esta mujer, fragmento realmente milagroso,
divinamente robusta, adorablemente delgada,
está hecha para incitar sobre los lechos suntuosos,
y seducir los ratos libres de un pontífice o un príncipe.
— Además, veo esa sonrisa fina y deliciosa
donde la fatuidad pasea su éxtasis;
esa larga mirada astuta, lánguida y burlona;
esa cara melindrosa, enmarcada en gasa,
donde cada rasgo nos dice con un aire victorioso:
«¡La sensualidad me llama y el amor me corona!»
Para este ser dotado de tanta majestuosidad
¡Ved qué gracia excitante su gentileza dada!
Vengan, y giren alrededor de su belleza.
¡Oh blasfemia del arte! ¡Oh sorpresa fatal!
La mujer de cuerpo divino, prometiendo la felicidad
¡por arriba termina en monstruo bicéfalo!
— ¡Pero no! es sólo una máscara, un paisaje seductor
ese rostro iluminado por un exquisito gesto,
y, mirad, aquí, crispada atrozmente,
la verdadera cabeza y la frente sincera
conmovida al abrigo de la cara que miente.
¡Desgraciada y grande hermosura! el magnífico río
de tus lágrimas desemboca en mi deseoso corazón;
tu falsedad me embriaga, y mi alma
se colma de aguas ¡que el Dolor hace brotar de tus ojos!
— Mas, ¿por qué llora ella? Ella, belleza perfecta
que pone a sus pies al género humano derrotado,
¿Qué mal misterioso corroe su costado de atleta?
Ella llora, absurda, ¡porque ha vivido!
¡y porque vive! aunque, eso que ella lamenta
especialmente, es lo que la hace estremecer hasta las rodillas
eso que mañana por desgracia ¡tendrá que vivir todavía!
¡Mañana, pasado mañana y siempre! — ¡como nosotros!
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