¿Echais de menos el invierno?. Seguro que si, o al menos más de uno, yo a pesar del calor, reconozco que el verano es donde me siento mejor. El invierno está llegando, repiten todos, pero claro, se refieren a una reconocida serie de televisión, que yo reconozco no haber visto aún, y no porque me quiera diferenciar del resto, o porque no me atraiga su argumento, simplemente por vagancia, porque no ha llegado el momento, porque soy así, que tantas veces voy a destiempo que casi se ha convertido en una filosofía de vida, ni mejor ni peor que otras, sino la que hay y punto. Me gusta el verano, pues claro, pero reconozco que también las tormentas, su fuerza, empuje, su descarga de electricidad, sus rayos y truenos, sus voces de otro mundo lleno de poder. Ahora que lo pienso, podría estar describiendo el heavy metal, el hard rock de riff primigenios, el que conserva el culto a los sonidos aplastantes.
Y también podría estar definiendo «Full moon in Scorpio», nuevo disco de los vascos The Wizards que han grabado uno de los mejores discos que va a parir este puñetero 2017, y si, lo suelto en pleno agosto cuando aún quedan tantos discos por editarse. Mira que me estoy encontrando este año con discos grabados dentro del marco de nuestra geografía que nadie debería dejar pasar, porque son definitivamente canela fina, pero es que además, esta andanada de The Wizards es honor y olor a ese heavy metal, a ese rock duro que es pavimento de mi camino diario, esa música sin la que no podría pasar. Grandísima producción de Dean Rispler, que conseguido aportar esa fuerza necesaria a unas canciones que de por si ya la tienen para presumir en la cara de cualquiera. Solo con escuchar las dos canciones que abre este disco, «Avidya» y «Calliope (Cosmic Revelations)», tienes que caer rendido ante estos tipos, ese riff, melodías, sabor al mejor heavy clásico, aquel que nos da la vida a pesar de todo.
Seguimos con riffs y marca a «Odinist», su sabor añejo, aromas a los antiguos Judas Priest, una joya de principio a fin. «Stardust» te introduce en su mundo durante los casi ocho minutos que dura, con su sonido pesado, lento y majestuoso, un estribillo para enmarcar, ese toque Sabbath en el riff, ufff, apabullante. «Leaving the past behind» es puro heavy metal monolítico y primigenio, riff en primera línea y un trabajo vocal simplemente espectacular. «Halftones to eternity» posee un halo hard rockero, incluso en la voz me vienen recuerdos de Ian Atsbury. Zambullida en el stoner para «Who are you Mr Gurdjieff?», un inicio demoledor. Cierra el disco «When we were Gods», de manera majestuosa, ese comienzo a base de acústicas, que va creciendo en intensidad, mostrándonos otra cara de la banda en la que se desenvuelven con la misma soltura que cuando nos avasallan a base de riff. Uno de los discos del año, así, sin anestesia, eso es lo que hay. God save The Wizards.
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