No siempre ser portador de buenos mimbres asegura un resultado óptimo, o al menos, no todo lo óptimo que debería de ser cumplir las expectativas o mejor dicho, lo que uno cree que estas deben de ser. Y eso me pasa con este segundo disco de este all star británico llamado Cats in Space (all star venido a menos, comentará alguno, pero no voy a entrar en eso, que me he levantado bastante relajado). El caso, es que reconozco que mi principal apego a escuchar este disco es que el vocalista es Paul Menzi, de los prog Arena, pero que a mi me convirtió en incondicional cuando le vi cantando con los Heavy Metal Kids en una de las ediciones del añorado Serie Z. Y es que este «Scarecrow«, en el que comparten equipo además de Menzi, un buen puñado de grandes músicos británicos, Greg Hart (Asia, GTS) y Dean Howard (Ian Gillan, Bad Company, Airrace) a las guitarras, Jeff Brown (The Sweet) al bajo, Steevi Bacon (Robin Trower, Ben Poole) a la batería y Andy Stewart a los teclados, se han sacado de la manga un buen disco de rock setentero con muchos tintes pop y sonido grandilocuente, que seguramente los alinee en los gustos de mucho fan del aor.
¿Es «Scarecrow» un mal disco?, pues claro que no. Suena muy bien, Menzi es un gran vocalista, y calidad y buen gusto le sobra a raudales. ¿Me queda la sensación de que podría sonar aún mejor?, pues si, para que engañarnos, quizás será que me he levantado más exigente de la cuenta, pero escuchándolo me falta algo, y eso que no puedo evitar rendirme ante una canción como «Scars» y su sonido Boston. Centrémonos en lo importante, en disfrutar de estos tipos que saben muy bien lo que hacen y como hacerlo. «Jupiter calling» abre el disco, con unos teclados tomando el mando, efectos, recuerdos del mejor rock melódico británico, un estribillo medido, solo una chispa mínima de garra le echo en falta a una canción que abre el disco. «Mad hatter’s tea party» es a.o.r. sin concesiones, teclado con mucho protagonismo, ritmo rápido, melodía muy bien trabajada. «Clow in your nightmare» posee unas guitarras rockeras que se enfrentan con esas melodías pop y ese efecto constante.
Ya comenté antes lo que me gusta «Scars», un precioso medio tiempo en el que lo borda Menzi. «September rain» tiene un regustillo a la E.L.O. algo que por cierto sobrevuela bastante por el disco, y es que la influencia de los de Jeff Lyne parece presente por momentos. Momentos más rockeros se vienen con «Broken wing», y la verdad, a mi, aquí, es donde me convencen más, de nuevo genial Menzi. «Two fifty nine» también suena realmente bien, esos juegos vocales, las guitarras, los teclados, fuerza controlada, una gran canción. «Felix & the golden sun» suena muy british, buscando atrás en el tiempo, hacia momentos más beat. «Timebomb» sigue el mismo camino que la anterior, sobre todo por los teclados aunque las guitarras apuntan a terrenos más rockeros, todo ello apoyado por un perfecto juego vocal. Termina el disco con la canción que le da nombre, que se convierte casi en un resumen de los recursos de la banda, mostrando durante sus siete minutos de duración, hasta dónde son capaces de llegar. Un buen disco, pero… uff, no puedo evitar ese pero.
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