«La música es la mejor medicina», palabras textuales perteneciente al largo «speech» de un locuaz y cercano Roger Hodgson -se le notaba que estos días se encuentra cómodo por estos lares- al público que llenaba por completo el recinto y que, aún sin haber sonado una nota ya lo vitoreaban, y es que ayer habían ganas de Hodgson y de recordar los años en que Supertramp eran los reyes. Y sí, no hay duda, la música es la mejor medicina, y más si quien te la prescribe es una de las grandes leyendas del Rock. Una figura imprescindible para entender muchas de las cosas que podemos escuchar hoy en día y que junto a Rick Davies ,en un ya lejano 1969, crearon esa bestia llamada Supertramp formando una de esas duplas llamadas a revolucionar el mundo de la música moderna, de la misma manera que lo hicieron otras como Page/Plant, Gilmour/Waters, Jagger/Richards, Daltrey/Townshend, y que el paso del tiempo ha demostrado lo difícil que es la convivencia cuando dos genios convergen en el mismo universo.
Una convivencia que en este caso, a lo largo de los primeros diez años de vida de la banda, regaló a la humanidad, una serie de discos imprescindibles en los que se pueden encontrar autenticas joyas musicales por las que ya vale la pena haber transcurrido por este mundo, y fueron quince de ellas las que ayer nos obsequió Roger Hodgson en un concierto que sólo se puede catalogar de grandioso. Dos horas que dieron inicio con «Take the Long Way Home», tema perteneciente al Breakfast in America, y que concluyeron con el «It’s Raining Again» del …Famous Last Words…, último disco de Supertramp con Hodgson y que, salvo tres temas pertenecientes a su carrera en solitario, de los que hay que destacar, si bien el «Death and a Zoo» no se queda atrás, la preciosa «Lovers in the Wind», un tema que adquiere tintes mágicos con un Hodgson sublime al piano. Posiblemente si preguntases hoy a los asistentes del concierto por los mejores momentos de la noche de ayer, saldrían cualquiera de los quince temas que ayer sonaron de Supertramp y nadie hablaría de este tema, y ya os digo que es una autentica maravilla.
Sí, ya lo he comentado antes, ayer habían ganas de Supertramp y Hodgson sale a jugar con las cartas marcadas de antemano en un partida que sabe que va a ganar, y encima jugando limpio y es que todo el set de Supertramp está formado por temas que llevan su autoría, como también sabe perfectamente que reacción va a tener en cada momento el respetable, y es que tener el bagage compositivo de «School»,»Hide in Your Shell», «The Logical Song», «Dreamer»…, aunque ya no tengas, por muy bien que te conserves, y Hodgson se conserva, las excelencias de hace tres décadas, la obras es tan majestuosa que sólo, y si encima, como es el caso de la presente gira, te haces acompañar de un pedazo de banda en la que sobresale la figura excelsa de Aaron Macdonald (sería incapaz ahora de recordar todos los instrumentos que ayer tocó), puede tener un resultado, y es que ayer el espíritu de los Supertramp de los 70 se materializó en Sant Cugat.
Podría seguir exaltando lo vivido ayer noche, pero acabaría entrando en un bucle repetitivo, por lo que, simplemente añadiré que los diez minutos de «Fool’s Overture» fueron tan grandiosos que consiguieron hacerme viajar en el tiempo y plantarme en 1979 en el The Pavillion de París.
Roger, sabemos que te gusta venir por aquí, pues no tardes, y es que algunos ya vamos descontando los días para volver a tenerte delante.
Fotos cortesía de Jordi Garcia
Setlist
Take the Long Way Home
School
Lovers in the Wind
Breakfast in America
Hide in Your Shell
Along Came Mary
The Logical Song
Lord Is It Mine
Death and a Zoo
Even in the Quietest Moments
Only Because of You
Babaji
Child of Vision
Dreamer
Fool’s Overture
—–
Two of Us
Give a Little Bit
It’s Raining Again
Roger Hodgson ofreció un maravilloso concierto, inolvidable como todos y cada uno de los ofrecidos por Roger, porque asistir a sus conciertos es una experiencia única, donde escuchar todas esas canciones que ya forman parte de nuestra vida, nuestra banda sonora.
No importa los km que haya que hacer, siempre merece la pena. Y es que un concierto de Roger es pura magia, pura emoción. Un calambre que te recorre de arriba abajo. Nadie sale defraudado, porque, cuando lo ves una vez, necesitas verle una y otra más. No hay artista que tenga esa gran comunicación con su público. Y es que las buenas canciones no necesitan adornos. Cuando se tienen buenas canciones, lo único que hay que hacer es tocarlas y vaciarse, dejar el corazón en cada una, y eso es lo que hace Roger, por eso sus conciertos son tan especiales, con las emociones a flor de piel y las lágrimas desbordadas, una gran fiesta, un calambre único, una experiencia única donde todos, público y artista viven una explosión de alegría, de amor, de fiesta que pone «la piel de gallina» y te hace volver a casa con una sonrisa en la boca y en el alma. Qué afortunados somos de poder disfrutar en directo de este Gran Artista, de este Trovador cuya misión en la vida es hacernos felices.
Nadie como Roger Hodgson hace vibrar y emociona a los públicos de todo el mundo con su carisma, su energía y su entrega.