Hay noticias que uno preferiría no leer y líneas que uno preferiría no escribir. La realidad se impone. Los desalmados una vez más atacan a los más débiles. Son así de valientes. Pero no nos callarán ni van a lograr que la música se apague.
Ariana Grande no se encuentra entre mis preferencias musicales ni creo que el trágico suceso del cual se ha convertido en protagonista involuntaria la incluya entre mis favoritos. Lo cual no impide que me solidarice con el terrible drama ocurrido esta noche en el Manchester Arena. Ni ella ni sus fans, la mayoría adolescentes y niños, merecen algo así. Nadie merece algo así. Pero aún menos los niños y los adolescentes. Leo y me estremece el fallecimiento de Georgina Callander, una joven de 18 residente en Lancashire que se declaraba superfan de Ariana. No puedo evitar que me recuerde a mí con su edad. La adolescencia es una edad complicada en la que uno busca referentes y las estrellas del pop cumplen muchas veces ese rol. Son modelos a seguir, a veces muy discutibles. El pop para adolescentes cumple cierta labor social que parece que a los radicales no les gusta, ya se sabe que la música está prohibida en los feudos de estos asesinos. Todo les vale con tal de hacer daño. Pero no seguiremos su juego. No puedo evitar que Saffie Rose Roussos, otra víctima de tan solo 8 años, me recuerde a mi hija de esa misma edad. A cualquiera de nosotros nos podría haber pasado. Pretenden que tengamos miedo e imponernos por la fuerza sus creencias pero no lo van a lograr.
Como ya pasó con otros atentados contra la cultura occidental (la masacre contra Charlie Hebdo o Eagles of death metal) no van a lograr que nos entre el miedo. Tenemos que seguir luchando por nuestra cultura y nuestras libertades, muy mejorables en muchos aspectos, pero la violencia nunca será el camino.
En homenaje a las víctimas os dejo con el tema Faith en el que colabora el gran Stevie Wonder. Va por especialmente por vosotras, Georgina y Saffie.
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