Crónica del BBK Sábado 11 de Julio

Me acerco al último día del BBK con muchas ganas y la expectación de ver a Muse en directo. Puede que la subida a Kobetamendi andando desde el lugar en el que te dejan los autobuses se haga un poco larga pero el paisaje y las vistas de Bilbao valen la pena. Se notaba una mayor afluencia de público debida a la actuación de Muse. Había más colas y apretones, sobre todo cerca del escenario principal, pero se podía estar. Hay que reconocer que la organización de este festival se lo curra cada vez más, los autobuses funcionan de forma fluida y no hay grandes retenciones en general (sí las hubo tras el show de Muse pero era lógico).

Lo primero que me fui a ver fue a los Vintage trouble, quienes me sorprendieron muy gratamente cuando los vi de teloneros de AC/DC. Su show fue tan enérgico como era de esperar. Me confirmaron que son una gran banda en directo.

Por su parte, The ting tings hicieron bailar al personal de lo lindo con su desinhibida mezcla de punk y música disco. Katie White a la guitarra, Jules de Martino a la batería y el acompañamiento de un Dj fue suficiente para desplegar toda su artillería de estribillos pegajosos y ritmos imbatibles.

  Un rato antes de empezar su actuación un anuncio en las pantallas nos informa que los islandeses Of monsters and men se veían obligados a recortar su set debido a una indeterminada enfermedad de uno de los miembros del grupo. No debe de ser fácil actuar con las fuerzas mermadas y ante un público que estaba ansioso por ver a Muse, sobre todo la primeras filas con todas esas camisetas y gente con la cara pintada, pero Of monsters and men supieron ganarse al respetable. Sus estribillos parecen diseñados para ser cantados por grandes multitudes y son tan efectivos como los de U2, Arcade fire o Coldplay. Vestidos como si de un extraño ritual nórdico se tratara, tuvieron un inicio épico y oscuro con la atmosférica Thousand eyes y repasaron lo más destacable de sus dos únicos LPs hasta la fecha.  Su disco Beneath The skin salió hace apenas dos semanas y no tiene el predicamento de My head is an animal. Fue un set corto, apenas 9 canciones que supieron a poco pero resumieron perfectamente lo mejor de su todavía escasa pero jugosa discografía. Ayudados por una sección de viento y acordeón y apoyados en el juego de voces de sus dos vocalistas ofrecieron un show más que correcto. Obviamente sonó su hit Little talks y se desató la euforia. Buen concierto a pesar de su brevedad.

Ya sólo nos quedaba esperar a que Muse salieran a escena y presenciar su directo, como bien os contamos aquí.