Deep Purple – Músicos en la Naturaleza 2013. Hoyos del Espino. 27/07/2013: Crónica y conclusiones

Me extrañaría que alguno de los que esperábamos en Gredos la irrupción de una de las más grandes bandas que ha dado el rock, no supiera qué esperar del venidero show, pues un vistazo a youtube ayuda -y mucho- a moldear las expectativas.. Casi tan veteranos como los que más, Deep Purple se encuentran en plena gira presentando un nuevo – y para mi gusto, prescindible- álbum, comandados por un Ian Gillan de 67 años que hace mucho que dejó atrás sus mejores tiempos y cimentados sobre el mítico bajo de Roger Glover y la batería de un muy veterano Ian Paice. Tres de los tipos que grabaron “Made In Japan”, “Machine Head” o “In Rock”. Un gran reclamo.

Que luego quienes realmente dan la talla sobre el escenario sean el increíble teclista Don Airey y el excelente guitarrista Steve Morse, es “lo de menos”. El público acude a ver a las leyendas, encumbrar más aún su nombre y corear los eternos “Smoke On The Water”, “Hush”, “Space Truckin’” o “Strange Kind Of Woman”. Pues sí, Ian Gillan está mayor y no da el pego como Jagger, Richards o Springsteen. Y aun a pesar de lo hortera de su poncho, no se portó mal del todo, entonando correctamente algunos clásicos como “Fireball” o el mencionado “Smoke On The Water”, si bien noté que piezas como “Space Truckin’” sonaban más lentas para dar descanso a sus pulmones.

Asunto aparte es cuánto se alargaban los solos de los deslumbrantes Morse y Airey. Teniendo en cuenta que estábamos ante un concierto de rock y no de jazz instrumental, las aventuras instrumentales surgidas en “Strange Kind Of Woman”, “Contact Lost”, “The Well-Dressed Guitar” o “Lazy”, agregadas a los propios solos de cada uno de ellos, a ratos el concierto se tornaba tedioso. Guitarrista y teclista no sólo tuvieron una intervención propia bajo los focos – impresionantes demostraciones de destreza- sino que alargaban sobremanera las canciones originales para, deduzco, dar descanso a Gillan y ofrecer espectáculo Purple. Hacía mucho frío en Gredos desde bien temprano, y teniendo en cuenta que el grupo, debido a problemas técnicos, salió a escena unos cuarenta minutos tarde, era fácil perder el calentón musical durante las extensas intervenciones instrumentales.

Sin embargo, lo entrañable de Gillan y sus movimientos de abuelo, sus visibles esfuerzos por lanzar agudos que debieron sorprender a más de uno, las sonrisas que intercambiaba con Glover y Morse y esos estribillos que forman parte de nuestras vidas fueron lo que de verdad me hizo disfrutar. El sonido era bueno, y la vida que le insuflan Morse y Airey cuando no se exceden en demasía, es poderosa. No hubo “The Mule” y dada la percepción que tuve de Paice desde el principio, tampoco la esperé.

Un setlist más divertido y movido hubiera funcionado mejor, pero dudo que hubiera sido posible. No sonaron mal “Hell To Play” o “All the Time in the World”, las más recientes y que Gillan interpreta con más naturalidad, pero donde el público se vino arriba, por supuesto, fue durante la recta final. Es con sus “Smoke On The Water”, “Hush” y “Black Night” donde demuestran que aún tienen capacidad de levantar un festival. Al César lo que es del César: Deep Purple son una institución, tienen nombre e historia; siempre es un placer disfrutar de leyendas vivas del rock en directo, pero desde luego no son esos chavales que hace cuarenta años grabaron el mejor disco en directo de la historia del rock, o las bestias que lo petaban en sus reuniones, pero eso ya lo sabíamos. O deberíamos.

Setlist:

Fireball
Into the Fire
Hard Lovin’ Man
Vincent Price
Strange Kind of Woman
Contact Lost
All the Time in the World
The Well-Dressed Guitar
Hell to Pay
Lazy
Above and Beyond
No One Came
Perfect Strangers
Space Truckin’
Smoke on the Water
—————————–
Green Onions (Booker T. & The MG’s cover)
Hush (Billy Joe Royal cover)
Black Night

Conclusiones sobre el festival:

La ubicación del festival Músicos En La Naturaleza, que cada año nos brinda la oportunidad de ver a una leyenda sobre el escenario, es inmejorable. Han pasado por allí Bob Dylan o los Beach Boys, aunque esta fue mi primera vez. El recinto se sitúa sobre una pradera rodeada de montañas verdes, y cuenta con un arbolado camping cercano, piscinas naturales y posibilidades actividades que cualquier amante de la naturaleza apreciará. Muy por encima de secarrales a los que nos tienen acostumbrados en Madrid.

El precio de las entradas es muy competente, teniendo en cuenta los nombres que arman el cartel, y los de las consumiciones tampoco son excesivos: bocadillos a 4€, cervezas, agua y refrescos a 2€… Más asumibles que en otros eventos en los que he estado, y al nivel del comfortable Dock Festival, por el que pasé hace muy poco.

Por desgracia, tengo que poner una pega: la siempre imprevista organización. El sonado agotamiento del whisky antes siquiera de que Deep Purple comenzasen a tocar, y sobre todo, el calvario que suponía hacerse con un bocadillo -unas 8500 personas había en el festival, y sólo dos barras con escaso personal sirviéndolos- fueron aspectos que dejaron un sabor de boca un tanto agridulce.

Por último, rompo un par de lanzas a su favor: hubo mínimas colas para entrar y una organizada salida. Un celebrado servicio de parking y un sonido bastante decente son también razones por las que volvería a este festival. Sólo el paisaje lo merece.

                                                                                             Edgar Carrasquilla @Edgar_Corleone