A diario muchas son las noticias y artículos que al cabo del día uno acaba leyendo, y la mayoría acaban siendo olvidados al cabo de varios minutos de su lectura, ya que, desde hace tiempo el patrón dominante en este mundo que nos rodea es la inmediatez y el consumo rápido, pero de vez en cuando todavía consigues dar con algo que sigue llevando el sello de la originalidad y que vale la pena prestarle la debida atención.
Se podrá estar de acuerdo o no. Se podrá discrepar o afirmar con rotundidad de que lo que ahí se puede leer tiene todas las vicisitudes de ser cierto. Se podrá pensar que no es más que una ida de olla de su autor y que todo puede ser producto de haber digerido alguna de esas setas que no deben recogerse. Se podrá afirmar que sí, que la evolución del logo a lo largo de este tiempo ha llevado consigo un mensaje subliminal que solo la mente del autor del artículo ha conseguido captar. Se podrá pensar…… pero la única cosa cierta es que este trabajo que lleva la firma de @AlbertoGarVal está perfectamente argumentado.
Y tal como se ha mencionado anteriormente, valdrá la pena prestar debida atención a lo que hace unos días se publicó en el blog de Xentrix, y que con su permiso vamos a citar:
La música de Metallica reflejada en su logo.
– «Kill´em All» salía a la luz el 25 de julio de 1983. Jamás he podido evitar asociar la portada de este álbum al libro de Stephen King, «Mysery». Probablemente porque leí dicho libro en la misma época en la que la cinta ardía en mi walkman y porque la portada de la cubierta de la famosa obra literaria tenía un hacha ensangrentada y un charco de sangre y entre ambas he creado una asociación.
La sencillez en el logo es evidente. Básicamente consiste en una tipografía sencilla, exceptuando la primera y última letra que se alargan y rodean el nombre, abrazándolo y protegiéndolo.
Lo impresionante del trazo es la capacidad de atracción que tiene. Es extremadamente simple pero, al mismo tiempo, tiene un atractivo que hace que se quede en la cabeza. Tanto es así que ha sido copiado y ha inspirado prácticamente a todos los grupos que han surgido después, bien como inspiración para el propio o bien tratando de evitar parecerse demasiado. El recurso de agrandar la primera y última letra ha perdurado y llevó a la inmensa mayoría de formaciones de la época a realizar diseños similares. A día de hoy sigue siendo una tónica a la hora de diseñar los logos de la bandas. Una pauta a seguir.
La M y la A dan la sensación de ser dos alas, que elevan el nombre y, lo que probablemente se torne más interesante, es que parezcan dos anzuelos enfrentados, que te pescan, te cazan y no te sueltan. Al igual que Iron Maiden, que contaba con el reclamo de Eddie, Metallica consiguió que fuese el nombre y el diseño de ese nombre lo que incitaba a escuchar lo que quisiera que pudiese haber en su interior.
El logo es sencillo porque está planteado de forma sencilla, sin adornos innecesarios y formando parte del resto de la portada, jugando con el color rojo de la sangre y entrelazado con el marco que circunscribe el concepto de la portada, que también resulta otro mazazo a los oídos.
Lo que se encuentra en el interior del trabajo es bien sabido por todos.
El primer disco de Metallica es directo, crudo, salvaje, sencillo, atractivo… Inolvidable. Una pauta a seguir.
– “Ride the Lightning” fue el segundo disco de Metallica, como todos sabemos. Todos somos conscientes de la evolución que sufrió la banda y bien se puede reconocer desde los primeros acordes de “Fight Fire With Fire”. Comenzar con una guitarra acústica y con unos acordes tan melódicos para después romper con una guitarra rítmica desenfrenada evidenciaba una sofisticación que continuaría a lo largo de toda la obra. En todo el disco podríamos encontrar canciones y riff sencillos y directos, como “Fight Fire With Fire” o “For Whom the Bell Tolls” y composiciones más elaboradas como la homónima “Ride the Lightning” o la instrumental “The Call of Ktulhu”. El resto de cortes contaban con elementos que mezclaban la sencillez y la complejidad, así como letras que incitaban a la meditación y que incidían más en lo terrenal y sin miedo a adentrarse en lo intangible.
De este modo y tras comprobar cómo Metallica maduró en lo musical y fijándonos en el logo, podremos observar que éste, sin variar el concepto, sí que se le otorgó una profundidad al dotarlo de una tercera dimensión, haciendo que los caracteres tomasen una altura y pareciese que salían de la portada. Por otro lado, en toda la ilustración, al igual que en el primer disco, se quiso jugar con la cromatografía de un único color, diseñando un dibujo en una escala de color azul pero con distintas tonalidades, a excepción de la errónea edición francesa de Bernett, que lo hizo en verde.
El logotipo también tiene un difuminado de azules, que da brillo y juega con las luces y las sombras.
– “Master of Puppets” continuaba la misma senda que el anterior trabajo. El concepto era prácticamente idéntico en cuanto a contenido, en cuanto a matices musicales… De hecho, el comienzo es también con una guitarra de sonido limpio y que rompe con un brutal riff; un segundo corte que da nombre al disco y que se alarga en duración; un tercero más sencillo, insistente y crudo; el cuarto, en medio tiempo, con arranques de ira y un éxtasis de guitarra distorsionada y fuerza vocal… Y lo mismo en la cara B: canciones más elaboradas, más enrevesadas, una instrumental… Probablemente el cambio más evidente en cuanto a la distribución de las canciones sea que la última, “Damage Inc.” pone fin a la escucha de forma brutal, sin rodeos ni añadidos innecesarios. El corte que da nombre al disco es considerado el mejor tema (o uno de los mejores) en la historia de Metalica.
Por otro lado, la evidencia de que las letras se orientaban hacia la guerra y la maquinaria bélica, tema abierto en el anterior “Ride the Lightning” con la que probablemente sea una de las mejores canciones de Metallica, como es “For Whom the Bell Tolls”, se dejó plausible en la portada. Un cementerio militar. Las cruces de piedra, unidas a los hilos de quien realmente controla tu vida y unas manos: ¿Las de Dios? ¿El Gobierno?
El logo sigue la misma línea que en el anterior disco. Copia, en cierto sentido la forma y el concepto tridimensional, pero se adapta a la historia que cuenta “Master of Puppets” al cambiar el material al que se hace referencia en cuanto a concepto: al igual que las cruces, que adornan la portada y son el centro de ésta, el logo también se realiza en piedra. Lo perfectamente pulida que está y cómo se puede ver el reflejo de la luz hace que siga habiendo un nexo entre el anterior “Ride the Lightning” y el juego con los brillos. Que se haga en piedra es lo que nos deja entrever la mejora en cuanto a los medios técnicos y económicos y, al mismo tiempo, intuir una forma más fría de concebir la música y componer de forma más calculada.
– “…And Justice For All” también tiene un nexo con la anterior portada en el material en cuestión: la piedra. De este modo, se podría decir que realizar el logo en piedra, pero a base de cincel y martillo, otorga una fuerza y una destreza que bien se puede ver en las composiciones. El claroscuro tiene mucha importancia, ya que es lo que realmente dota a las letras del logo de una profundidad y lo que hace que el fondo amarillo de éstas destaque. El sonido de todo el redondo parece atenuado y los registros graves brindan una oscuridad al sonido que acerca a Metallica a derroteros más extremos. Lo que en el anterior terminó con la contundente “Damage Inc.”, en este es pauta constante. Éste es su disco más fuerte y, como punto de coincidencia, también tiene una canción instrumental como penúltimo tema y se da término de forma demoledora con “Dyers Eve”.
Como ya he comentado, también hay piedra como en “Master of Puppets” y, en vez de hilo, cuerdas. Así mismo se puede ver la presencia de la temática belicista en “One” o las manos del gobierno en el segundo corte y que también da título al disco.
Lo rudo de la producción del disco se puede ver en lo imperfecto del logo y los límites del delineado, quebrado a lo largo de toda la palabra “Metallica”. Sucio, imperfecto, muy humano…
Y la Justicia en el epicentro de todo: ciega, rota, corrupta, amordazada.
Que la piedra pase a ser mármol es el claro signo de que Metallica empieza a tener peso y poder en lo musical. Ya son leyenda.
Hasta aquí, creo que el nexo entre disco y disco queda delimitado. La evolución se revela de forma paulatina y a primera vista se puede deducir al escuchar las obras, como es evidente, pero también se ve reflejado en las portadas y los logos.
– Que el disco más laureado de los de San Francisco tuviese el mismo nombre que la banda o que se le conozca de diversas maneras, es lo que le convierte en algo tan grande. Es conocido como “Metallica”, “Black Album” o, de forma más despectiva, “Blue Album”, debido a la enorme cantidad de cinta adhesiva que contiene el master original a base de cortar y pegar las distintas sesiones de grabación.
Con su quinto disco alcanzaron cotas de ventas impensables para una banda que dejó de ser Thrash Metal. Metallica cambió el concepto musical, el concepto de Heavy Metal y el curso de la Historia. Todos conocemos ese disco.
¿Cómo lo veo reflejado en el logo?
Tal y como lo veo y desde un punto de vista subjetivo, la perspectiva desde la que quiero enfocar mi tesis es bajo una única palabra que englobaría tanto a la obra en lo meramente musical, la portada y el logo. Un único adjetivo: Artificial.
Sin acritud ninguna.
El disco es buenísimo, de eso no hay duda. Todas y cada una de las canciones están ejecutadas a la perfección, grabadas a la perfección y compuestas de la mejor forma posible. Demasiado, tal vez. ¿Se puede usar la palabra “demasiado” para hablar de la perfección de un disco? Yo creo que sí. Seis meses grabando doce canciones me parece una exageración, a no ser que seas perfectamente consciente de la proyección que la obra va a tener una vez terminada. Y partir de esa base es estar vendiendo un concepto desde el plano comercial y no musical. No lo digo yo. Está escrito.
Y todo eso, ¿cómo lo veo reflejado en el logo?
De hecho, más que en el logo, diría que en toda la portada… ¿Qué se puede ver? Muy poco. Hay que forzar la vista, de hecho. Si en el buscador de Internet se quiere acceder a la portada, lo más probable es que salgan distintas versiones retocadas, precisamente para poder deleitarse con los detalles de ésta.
¿Acaso no es artificial un logotipo de color negro sobre un fondo de color negro? ¿No es forzado?
Sin lugar a dudas, el concepto es magnífico. Hay que tratar de verlo todo en conjunto y es muy grande hacer algo así: tan complejo. Tiene una dimensión atroz. Tratar de plasmar algo así es, de partida, un concepto que evidencia que hay uno o varios genios detrás de toda esta maquinaria.
Una vez se consigue entrever el logo tras este intento de fundir el negro con el negro, el concepto vuelve a ser el tridimensional, común a “Ride the Lightning” y “Master of Puppets”, con el mismo concepto y el mismo tipo de brillo.
– “Load” y “Reload” comparten un mismo logo. No hay diferencia ninguna. En realidad resulta curioso, porque ambos discos parecen formar parte de uno mismo: en cuanto a lo musical y en cuanto a título.
Si de algo somos todos los seguidores conscientes es que es aquí donde empieza el antes y el después de Metallica. Cada uno es libre de sentirse atraído o no por el contenido musical. Personalmente todo el mundo sabe que para mí se produjo un cisma y desde entonces y tras ver en directo a Metallica en la gira de “Load”, creo que no he vuelto a creer una palabra de lo que han tenido que decir. Siempre he tenido la sensación de que me engañaron cuando, aquel domingo aguardé cola en Madrid-Rock durante horas para que el disco se pusiese a la venta técnicamente el lunes a las 0:00. La estrategia comercial se nos vendió como la venta mundial en primicia y, por tanto, los primeros decepcionados.
Tal vez a día de hoy y con toda la información de la que disponemos le habríamos visto las orejas al lobo mucho antes.
Se ha criticado el cambio de imagen, el cambio compositivo, el rumbo musical… Lo cierto es que es injusto criticar a alguien por perder pelo y tener que cortárselo o por cambiar de gustos y preferir vestirse de otra manera. E incluso hay que ser realistas y darse cuenta de que Metallica es dueño y señor de su destino y son ellos y sólo ellos los que deben componer su música y, por tanto, llevar las riendas de la banda. Así debería ser, al menos.
Otra cosa es que yo tome la decisión de aceptar o no esos cambios. O que esos cambios me seduzcan.
Al fin y al cabo, un grupo musical es una empresa. En cualquier caso, como consumidor que soy, me oriento precisamente por esa o esas marcas para consumir un determinado producto y lo que me decepcionó esencialmente fue que ese producto viniese facturado por esa marca: Metallica. Al margen de que el producto fuese de mayor o menor calidad, lo que me decepcionó fue la falta de honestidad por parte de los que a la fuerza sabían que había cambios sustanciales y que se acogerían con mucha controversia.
Echemos un vistazo al logo de ambos discos y saquemos conclusiones.
¿Cuáles son las diferencias más evidentes?
En realidad el logotipo pasa de ser un reclamo para sencillamente ser una presentación. El logo ya da igual: lo que vende es la marca. A estas alturas y tras vender más de veinte millones de discos con el anterior disco, ya nadie desconoce el alcance de la palabra “Metallica”.
Un rótulo minimalista es más que suficiente. El cambio es más que evidente. De lo que estoy completamente seguro es que ese cambio en el logotipo es el claro signo de cambio en la banda.
Resumiendo, diría que no es Un cambio, sino El cambio
– No estoy muy seguro de si “S&M” debería ser considerado un disco como para computarlo dentro de la discografía oficial, pero para el tema que nos ocupa es un ejemplo estupendo y no quiero pasarlo por alto. De hecho hay un par de puntos que me gustaría tocar al margen del simple tema del logo.
Que Metallica hiciese un concierto con una orquesta sinfónica se tomó como un auténtico hito en la historia del Heavy Metal, cuando en realidad, hasta la fecha, se habían hecho infinidad de colaboraciones. Aunque lo cierto es que era inevitable que levantase curiosidad. ¿Cómo sonarían los clásicos con arreglos orquestales? Tras varios ejemplos ya todos sabíamos que la mezcla de una orquesta y nuestras guitarras distorsionadas podía quedar muy bien. De hecho, hay subgéneros dentro del Heavy Metal que se basan en esa premisa.
Yo creo que el resultado final es Metallica y la Orquesta Sinfónica de San Francisco (con Michael Kamen dirigiendo, nada menos) y cada uno a su bola.
De Metallica prácticamente sólo se percibe la batería. Las guitarras no tienen presencia, los arreglos orquestales están para evidenciar el gasto de tamaño despliegue y olvidando la música y cómo adaptarse a las canciones de Metallica y la voz de Hetfield carece de la fuerza necesaria.
Pero el clímax de lo incomprensible está en “Of Wolf and Man”. Y no es en lo musical.
Resulta que un frontman como James Hetfield (ojo a esto, que estamos hablando de un frontman a imitar), líder de una banda de Heavy Metal, necesita de un guión para dirigirse al público. Ahí ya queda claro en qué se ha quedado todo: en un guión. Pero lo que siempre me ha desencajado es lo que sucede al presentar esta canción.
Transcribo:
–“This one is usually titled “Of wolf and man”, but tonight it’s “Of Wolfgang and man”… I don’t get it!”
-“Esta, por lo general, se titula “Of wolf and man”, pero esta noche es “Of Wolfgang and man”… ¡No lo pillo!”
Triste es que como líder de Metallica permitas que te den un guión donde se te impone lo que tienes que decirle a tu público al dirigirte hacia él, aunque peor es no haberle echado ni siquiera un vistazo.
No “pillar” el nexo entre Wolf – Wolfgang – Amadeus – Mozart – Orquesta… tiene delito, pero es peor que el guionista, director, productor o manager permitan que algo así suceda y que James quede en ridículo.
Al margen de esto (que tenía especial interés en mencionar) el logo es una síntesis entre la S que representa a la orquesta Sinfónica mediante una clave de Sol y la M del (éste sí) logo de Metallica, ambas separadas por el símbolo “&” y superpuesto en un pentagrama. La idea me parece excepcional para sintetizar el concepto: Metallica y una orquesta.
El contenido no me convence en absoluto. Los arreglos no se adaptan para nada a las canciones de Metallica, sino que simplemente queda recargado hasta la saciedad en un alarde barroco totalmente innecesario.
En el logo, ni se aprecia la orquesta sinfónica, ni se aprecia a Metallica. Hay presencia de ambas, pero no hay definición.
Curioso.
– “St. Anger” es, con toda probabilidad, el epítome del qué no hacer a lo largo de una carrera musical. Sigo diciendo que cada grupo es y debe ser dueño de su propia música. El problema, visto lo visto es que una vez te conviertes en una marioneta de los mercados, dejas de ser dueño de tu propio destino. En el documental “Somekind of Monster”, que relata las peripecias en la grabación de St. Anger, se revela la falta de ideas por las que Metallica estaba pasando; las malas relaciones que atravesaban sus miembros; problemas de índole personal; expulsiones… Y mientras tanto, todos eran conscientes de que el disco que estaban grabando no tenía la calidad que creían que debería tener. Grabar por grabar: pero sin solos de guitarra, que al parecer no encajaban en el concepto del álbum. Resulta que un lick de guitarra no encaja en el concepto de canciones de siete minutos de media.
No encaja un solo de guitarra… no lo entendía.
El disco me resulta monótono, aburrido, sucio, tosco, zafio, simplón…
Una vez usas el filtro del oído, llegas a la conclusión de que no es que los solos de guitarra no encajen: es que sobra todo.
Fijaos si debo estar en lo cierto que Metallica debía pensar lo mismo y alejó el logo de la portada. Para saber de quién era el disco que tenías entre las manos tuvieron que poner una pegatina identificativa.
El logo era un híbrido entre el logo de toda la vida, el de la etapa Load y Reload… pero del revés… o algo así. Y acicalado con espinas o carga eléctrica alrededor, supongo que con el propósito de dotarlo de cierta mala leche.
– “Death Magnetic”, que hasta la fecha es el último disco de estudio, tiene un logo que mezcla el de “Kill’em All” y “…And Justice For All”, ambos los más parecidos entre sí, por eso de ser los más finos y estilizados. Tiene el concepto del primero en cuanto a ser bidimensional, con el concepto del “…Justice”, más proporcionado y extendido: más extrovertido.
Que el disco carece de profundidad es algo con lo que estoy completamente de acuerdo. También es verdad que es probablemente el disco de Metallica que menos he escuchado, ya que lo he hecho una vez y de pasada y luego de forma furtiva. El culpable de eso lo tienen dos hechos en concreto:
El primero se revela en cuanto pulsas el botón de play y tienes la sensación de escuchar “Enter Sandman”, pero sin gracia. El llamamiento es claro: “Hemos vuelto”. O, más bien, “Queremos que pienses que Hemos vuelto”.
Lo malo llega cuando entra la batería y se revela con la misma falta de imaginación que en discos anteriores. A lo largo del disco uno se puede dar cuenta de que el Heavy Metal es mucho más que una guitarra distorsionada y buenas dosis de mala leche. Los mismos que consiguieron que todo el mundo se diese cuenta de eso con el “Black Album” fueron los que olvidaron dicho concepto. En “Death Magnetic” arreglaron el desaguisado de “St. Anger”, pero continuando con la línea de la ausencia de ideas. Repetir clichés y plagiarse a sí mismo rara vez brinda buenas recompensas. “Death Magnetic” tiene las canciones de “Load” y “Reload” con la intención de confundir al oyente con una distorsión más acusada. Un cambio de ritmo no es un corta-pega de riffs. La voz de Hetfield ya no se puede camuflar: no tiene fuerza ni garra y alargar las canciones no hacen que sean mejores.
Lo verdaderamente grave y que hizo que incluso llegara a enfadarme fue el vídeo de “The Day That Never Comes” y que viene a decir que el soldado más resentido del ejército de los EE. UU., jamás dispara su arma en caso de duda… Necesitaban vender una imagen de acercamiento social en plena guerra de Irak y qué mejor forma de hacerlo que a través de la música. No era la primera vez.
Los mismos que habían hecho alegatos contra la guerra en “Ride the Lightning”, “Master of Puppets” o “…And Justice For All” vienen con estas. Qué despropósito.
Ah, sí: y el logo de Metallica en “Death Magnetic” está justo encima de un ataúd introducido en su fosa.
Estupendo artículo que al parecer, muy poca gente ha disfrutado.
Estos días estoy intentando descubrir a Metallica y me he comprado el Master of puppets, el Ride Ligthning y el Kill´em all…Si te hubiera leído antes, habría comprado el Black album.
Muy bien escrito y muy interesante. Saludos.
carlos