“La distinción entre pasado, presente y futuro es solo una terca y persistente ilusión”, esta cita de Albert Einstein abre el primer episodio y nos da una pista del eje central de Dark: el tiempo. Dark es la serie con la que he empezado el año. Tras el agridulce sabor que me dejó Twin Peaks, debo admitir que Dark me ha dado todo lo que David Lynch me negó: un misterio absorvente y un insano ambiente de terror.
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Dark es la primera serie alemana creada bajo el paraguas de Netflix y puede que el hecho de salirse de los habituales ambientes anglosajones a los que estamos acostumbrados repela a ciertos espectadores, pero yo lo he vivido como un soplo de aire fresco. Dark tiene una factura técnica que nada tiene que envidiar a HBO. Eso sí, su ritmo y su estética son oscuras, muy europeas y alejadas de las producciones americanas. Más allá de lo singular de su procedencia, Dark me ha encantado debido a que elabora un complejo y oscuro crisol de personajes rodeados de un terrible misterio. Las desapariciones de unos niños separadas 33 años pueden estar relacionadas. Los secretos de cuatro familias entrelazadas durante décadas saldrán a la superficie en este opresivo ambiente rural. Algo maligno ocurre en el oscuro bosque que separa el pueblo de Winden de la central nuclear cuya presencia se nos antoja premonitoria de una tragedia. El primer episodio me dejó fascinado y aturdido por esa aterradora atmósfera heredera del mejor cine coreano de terror. La trama se me hizo incomprensible pero fascinante. Luego pierde algo de ese inicial encanto pero sigue estando muy por encima de la media. Cierto, Dark bebe de Twin Peaks e incluso de Stranger things (ese ambiente de los años 80) pero tiene su propia personalidad, algo que últimamente escasea bastante. Dark no se queda en la nostalgia ni se dedica a homenajear ficciones de los años 80. Va mucho más allá y se adentra en terrenos desconocidos. Lo que la distingue es un enfoque más adulto y terrorífico. La trama se va complicando cada vez más, llegando casi a ser inevitable hacerse un esquema para entender qué está pasando y cómo se relaciona con el pasado y futuro. Los 10 episodios de esta primera temporada, recemos para que no hagan más, son extremadamente complejos y, paradójicamente, adictivos.
Dark es un siniestro puzzle que se juega en tableros separados 33 años. Lo importante no es el cómo, sino el cuando. Os la recomiendo encarecidamente.
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