En un ya lejano 1977 se editó Pure Mania, el disco debut de unos tipos que bajo el nombre de The Vibrators se encargaron de reivindicar lo que en aquella se estaba cociendo alrededor del movimiento punk. Un disco con el que recibieron el reconocimiento mundial y que dio inicio a una irregular carrera musical que ahora, unas cuantas décadas después, de la mano de Dejame Decirte, se están preparando para aterrizar por estas tierras con un total de doce conciertos:
Martes 3 Junio- SANTIAGO (Moon Music Club)
Miércoles 4 Junio- A CORUÑA (Mardi Gras)
Jueves 5 Junio- VIGO (LA Iguana Club)
Viernes 6 Junio- LEÓN (Sala Valentinos)
Sábado 7 Junio – ZARAGOZA (Sala López)
Domingo 8 Junio- VITORIA (Ibu Hots)
Lunes 9 Junio- PAMPLONA (Nebula Bar)
Martes 10 Junio- BILBAO (Café Teatro La Nube)
Miércoles 11 Junio- MADRID (Wurlitzer Ballroom)
Jueves 12 Junio- BARCELONA (Marula Café – A Wamba Buluba Club)
Viernes 13 Junio- LLEIDA (Café Del Teatre)
Sábado 14 Junio- IRUN (Sala Tunk)
El Muro de Berlín seguía en pie, el terrorismo (la Baader Meinhoff, las Brigadas Rojas, los pistoleros neofascistas italianos), no daba tregua, en breve llegaría el thatcherismo,y el rock había derivado hacia la paranoia sinfónica y progresiva.
Alguien tenía que alzar la voz y empuñar la guitarra (con más pasión que técnica) ante tal panorama desalentador de la vida social y de la vida rockera. Y estalló el punk, con los Pistols a la cabeza. Aunque hubo más: The Damned, Siouxsie & The Banshees, los Clash, los Stranglers, los Jam…
Todos ellos eran gente airada, rebeldes con más o menos causa, tipos que interpretaban el rock and roll de manera directa, primigenia, acelerada y visceral. Entre ellos, The Vibrators, probablemente uno de los grupos de la historia del rock que más zapatilla ha dado.
Su primer disco, «Pure Mania», fue un debut apoteósico y es sin ninguna duda uno de los mejores álbumes que parió el punk. En esos años, entre 1976 y 1981, los Vibrators aparecieron en las listas de éxito asiduamente con piezas como «London girls», «Pogo Dancing», «Yeah Yeah Yeah», y «Baby Bay Baby».
Vale la pena echar un vistazo a estos fieros individuos (más melódicos que los Pistols en cualquier caso), fruto de una época en la que el rock fue una válvula de escape. Un relámpago en mitad del desierto.
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