Esto que os presento hoy es un concepto muy especial elaborado por PoleTwo, cuyos componentes son José González “PLOT”, artista con más de 20 años de experiencia en proyectos audiovisuales y Jimmie “Mr. NØSIGNAL” Dyangani, artista gráfico y director de arte con 15 años a sus espaldas en el desarrollo de proyectos culturales asociados a la intervención pública y la cultura urbana contemporánea. Un dúo de artistas que combinan los sonidos con las imágenes para comunicar. Una manera de estimular los sentidos para llegar a la emoción. A tu centro vital.
Esta vez nos presentan “Dentro de la Luz”. Un directo audiovisual experimental, según ellos, donde la saturación de la luz y la oscuridad nos impacta. Un contraste entre el silencio y el ruido, la calma y la ansiedad, la memoria y el olvido.
Como la luz en el revelado de una imagen, las personas somos sensibles a la exposición social y esto afecta al resultado de la personalidad de cada uno. En ambos casos, la saturación depende de la cantidad de tiempo que estemos expuestos a ella.
El teaser comienza con una especie de puerta luminosa dentro de la que se puede apreciar un péndulo invertido. Como en la vida, vamos de un lado a otro, expuestos. El tiempo que dura esa exposición determinará nuestra forma de ser y nuestras elecciones.
La mayor parte del misterio de la vida es oscuridad. El resto es luz. Se podría decir que nos movemos normalmente en penumbra y solamente nos hacemos visibles cuando intervenimos. Mientras tanto, tragamos, en silencio, un barro cansado —que diría el poeta.
Alrededor de esa puerta, unas luces que simulan una pista de aterrizaje, parecen señalarnos el camino hacia la luz de un amanecer que no llega nunca, mientras, expuestos, en tensión, sobrellevamos la vida como podemos.
A veces el tiempo se acelera, otras veces se enlentece. Un efecto perfectamente plasmado por la velocidad del ritmo y esas señales luminosas, que, con distinto color, nos van mostrando las emociones de una vida que transcurre en dos planos a la vez. El externo y el interno.
La luz de la puerta se vuelve roja. Un rojo que nos indica peligro. Casi todos los cambios en la vida de una persona se producen en este tormentoso espacio intermedio entre la realidad de la vida objetiva y la subjetiva. Ahí, en ese espacio, es precisamente donde reside el alma. Citando parte de la epístola al personal de la intemperie inteminable, diría: «Os dirán que el alma es un asunto delicado y femenino, vagamente espiritual, pero yo os digo que es enorme y equina, poderosa como una máquina vieja que os arrastrará sobre las piedras hasta la sonrisa perfecta».
Así que, artistas, recordad; «vosotros, que rechazáis la simetría y buscáis lo impar y lo desconocido; que buscáis los túneles del futuro y la realidad herida del amor: no importa si coloreáis dentro o fuera de la página porque la muerte es todo lo que vemos despiertos. Vivid esféricamente, en todas direcciones, con la corona en la mano, como un regimiento de dioses, con la hormiga encendida y dos impactos al pie de la mirada urgente».
Recordando a Murakami, se podría decir que de eso trata la tormenta, de que después no seas el mismo. Un camino hacia la luz, hasta permanecer en su interior, hasta fundirnos con ella; hasta ser luz.
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