Existen tres desarrollos subjetivos de la conciencia. El espacio, el mar y la tierra. Todos ellos rodeados de oscuridad. Una oscuridad que es rápida, más atractiva, a primera vista. Pero no más fuerte que la luz.
En nuestro crecimiento, muchas veces nos perdemos en esa oscuridad que nos abraza, al fin y al cabo, también es sabiduría. Pero no nos tenemos que quedar ahí. Tenemos que buscar la luz, y para ello es imprescindible despojarse de lo negativo, que no quiere decir que desaparezca (la experiencia siempre estará ahí). Es necesario olvidar para poder aprender la luz. Aunque Porchía decía sabiamente: “No iría al Cielo sin mi Infierno”.
En esta fase de olvido uno se siente un poco vulnerable, desprotegido, porque es un cambio de medio metafísico. Pero hay que ser paciente, ya que esa pequeña sensación de desorientación, puede ser la sombra que emite la verdadera luz; que es hacia donde nos tenemos que dirigir, dependiendo del medio de desarrollo en el que nos encontremos.
John Serrano, en este nuevo y potentísimo single, nos habla del infierno y del olvido. Del mar del olvido, que es de donde venimos todos antes de tomar consciencia de que estamos aquí vivos. Y le dice a alguien que permanezca ahí, que no nazca a la vida. Todo ello con un sonido industrial que recuerda a los mejores y más prolíficos Depeche Mode.
«Into Oblivion» (letra)
Sé que me casaré con ella
y se que tú no estarás ahí
y lo que más me duele
es que no hay nada que hacer
con el hecho de que has estado muerto
desde hace once años ya
que parecen una vida.
Es toda una vida.
Será mejor que permanezcas en tu forma final,
porque considerarías el atreverte a volver a casa.
Esta vez soy yo quien te lleva de vuelta a donde perteneces.
Al polvo y la ceniza,
al olvido.
Sé que el infierno no es real (¿verdad?)
Y sé eso porque he estado allí.
Te estuve buscando al principio,
pero entonces me tomé un par de copas,
tal vez una docena (tal vez una docena, tal vez una docena)
y después dejé atrás el rencor (¿no es así?)
Tú mejor sigue
en el olvido.
Con una voz oscura, que habla desde lo oscuro, John advierte a un hipotético tú, y le dice que el infierno no existe en realidad, que es una ilusión, algo que no es tangible para él. De alguna manera, le pide que no vuelva atrás y que siga su evolución hacia su forma final.
La melodía, más suave al principio, se va oscureciendo según pasan los minutos, y arranca con la batería a modo de caballo sobre el que vamos montados sin poder bajarnos de él, hasta terminar con un sonido más estridente que es una advertencia.
Vemos que la creatividad de John Serrano no tiene límites, así como la oscuridad que él habita no los tiene. Algo difícil de soportar, ya que en estos casos es necesario tener presente en la mente el concepto de inabarcabilidad, para que el pensamiento no se pierda en completar un puzle interminable.
Personalmente me gustaría ver a John viajando por todos esos desarrollos y que siguiera dando la luz personal de su órbita, en medio de la oscuridad y ese estatismo estéril en el que la mayoría de las personas se encuentra, pues ya sabemos que… separados de un extremo, luminosamente unidos desde cualquier centro, esforzados en el ejercicio de acercarnos y estar solos, vamos siendo estrella.
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